Domingo Angelini es el ahijado de Daniel Scioli. A los 18 años probó suerte, dejó la casa de sus padres y partió hacia Nueva Zelanda, trabajó como conserje de un hotel internacional y hasta jugó al fútbol en una liga semiprofesional.

Pero a los 11 meses decidió volver. “Era 2003 y ya del otro lado del mundo llegaban noticias de que Argentina empezaba a cambiar”, dice en una entrevista con LPO. Trabajó para su padrino en el área de ceremonial del Senado. Debía reportar directamente a Eduardo Aparicio, hoy ministro de Desarrollo Social de gobierno bonaerense. Durante muchos años estuvo al frente de la comunicación de Lotería y Casinos y hasta asegura que es el autor de Moscardelli, el personaje publicitario que hizo subir las apuestas en un 35%.

Hace algunas semanas, Scioli lo puso al frente de la subsecretaría de Juventud. Desde allí, asegura que “a los compañeros de La Cámpora se los estigmatiza demasiado”. Sostiene que el ex motonauta es el único candidato que representa “lo que la sociedad quiere” y dice que le molesta cuando los “jóvenes naranjas” se preocupan por las listas del próximo año.

-Eras muy joven cuando decidiste partir a Nueva Zelanda

-Si, fue en lo personal una experiencia muy grata. Yo tenía 18 años. Me rajé de mi casa, me tuve que hacer cargo de mi mismo, me fui del nido. Fue algo muy gratificante como experiencia, que tiene que ver con salir a la vida, algo que nos pasa a todos los jóvenes hoy en día. Pero me tiraron las raíces y a las 11 meses volví.

-¿Te fuiste a jugar al fútbol?

-Yo me fui a estudiar cocina. Me fui un poco combativo con mi familia y allá enseguida me hice amigo de un uruguayo que me llevó a un club donde había una prueba de fútbol. Era una liga semiprofesional y quedé seleccionado. Al siguiente fin de semana estaba en el banco de suplentes.

Estaba bien allá, trabajaba como conserje, levantando valijas en el hotel Hilton Auckland que era el hotel más importante de Australasia. Entrenaba cuatro veces por semana y me pagaban un sueldo por jugar al fútbol.

-Pero a los 11 meses te volviste.

-Si, llegó 2003 y del otro lado del mundo llegaban noticias que Argentina empezaba a cambiar. Obviamente no se hablaba de políticas de Estado, pero llegaban noticias de que el país comenzaba a moverse, comenzaba a cambiar. Hablé con mis viejos y me volví. Y no me equivoqué.

-Llegaste y te pusiste a trabajar para Scioli.

-Si, en la parte de ceremonial del Senado.

-¿Y tu jefe era Eduardo Aparicio?

-Si, desde entonces nos queremos mucho y discutimos de política. Él en ese entonces todavía no tenía cargo de director de Ceremonial. Corríamos sillas, aprendíamos las precedencias, corríamos las banderas, acompañábamos a los senadores. Recién después de varios meses estuve al lado de Daniel.

Cuatro años más tarde, Daniel fue Gobernador y pasé a lotería como director de Comunicaciones Institucionales y a los tres años me ascendieron a secretario Ejecutivo, una especie de vicepresidencia segunda que tiene jerarquía por todas las unidades de negocio.

-Ahí pudiste desarrollarte en marketing.

-Totalmente, yo me dedicaba a la parte de comunicación y marketing. Yo invente a Moscardeli. Y esto que lo lea Raúl Timerman, de Braga Menéndez. Se me ocurrió a mí, no a ellos.

-¿Cómo fue esa idea?

-Se me ocurrió el personaje de un tipo común que vivía pensando en la guita. Yo lo había llamado con otro nombre pero después lo cambiaron y quedó Moscardelli. Incluso la idea original estuvo freezada un año y me la quisieron llevar a la Lotería de Santa Fe. Yo nos los dejé, salió Moscardelli y aumentaron un 35 por ciento las apuestas.

-¿El área de Juventud estaba vacía desde que se fue Santiago Carreras al Senado?

-No, había quedado bajó la órbita de Desarrollo Social y a cargo estaba Carlos "Café" Rodríguez, un funcionario cercano a Martín Ferré. ¿Qué pasó con eso? no lo sé. Lo que te puedo decir es que hace dos meses, el Gobernador quiso que arranquemos con este desafío, dándole una impronta de gestión a Juventud.

Lanzamos la identidad BA Casa Joven, un ciclo de charlas académicas y de debate con temas que los jóvenes tenemos que comprometernos. El primero fue Seguridad. Pero además le estamos dando una agenda de gestión a la Casa. Y claro, todo con una impronta política, el día de la Lealtad hicimos una acción muy puntual que fue repartir monedas de chocolate en calle Florida con la cara de Daniel. Obviamente apelando a la lealtad de Daniel.

-¿Crees que esa lealtad de Scioli es la llave para que sea el candidato del kirchnerismo?

-Creo que hay mucho debate sobre eso, en particular en los periodistas. Yo en lo único que estoy focalizado es en poner arriba de la mesa el debate con quien lo tengamos que tener. Porque si ponemos los curriculums y pensamos en la demanda y la oferta de la elección de 2015, Daniel es el único que es sinónimo de lo que la sociedad quiere.

-¿Y qué es lo que la sociedad quiere?

-Hoy la gente quiere estar tranquila, quiere confianza, previsibilidad. No quiere un tipo que vaya saltando de lugar a lugar con personalismos de acuerdo a lo que va pasando, de la coyuntura. O un tipo como Mauricio Macri que tiene un presupuesto para Espacio Público igual al que tiene Fernando Espinoza para administrar todo el distrito de La Matanza. ¿Sabías que la Ciudad de Buenos Aires y La Matanza tienen la misma cantidad de habitantes? ¿Cuál es la gestión de Macri entonces?.

El año que viene votamos un presidente y el único que entendió la regionalización y el federalismo y con la experiencia de manejar el 40% del PBI del país es Daniel.

-Bueno, justamente, Scioli tenía un proyecto muy ambicioso de Regionalización que nunca se pudo llevar adelante porque Gabriel Mariotto lo frenó en el Senado. No hay dudas que existieron tensiones muy fuertes entre sciolismo y kirchnerismo, ¿Crees que esto fue saldado?

-Si, en un 100%. Daniel siempre dice que el tiempo se encarga de ordenar todo y creo que a medida que nos acerquemos más a la fecha de la elección esto va a quedar demostrado.

-Hablar de Juventud y de política por estos días es sinónimo de hablar de La Cámpora. ¿Cómo ves esa agrupación de jóvenes que de un día para el otro ocuparon cargos clave en el gobierno?.

-Hablar de La Cámpora es hablar de participación. Los jóvenes venimos manoseados, manipulados, olvidados. En 2003 la cosa cambio. Por eso cuando me preguntan por los jóvenes, incluso de otros partidos como los jóvenes del Pro, los jóvenes radicales, sindicales, de La Bancaria, creo que hoy estamos todos en un lugar que nunca estuvimos. Néstor Daniel y Cristina fueron quienes pusieron a los jóvenes en escena y nos dieron un protagonismo desde adentro de la política.

A veces creo que la política y la sociedad es muy injusta. Está bien que existan algunos cuestionamientos pero creo que a los compañeros de La Cámpora se los estigmatiza demasiado. Que haya un móvil periodístico en medio de una inundación como nos tocó en La Plata y le pregunten por qué les hacen poner una pechera en vez de consultarlos por la ayuda que están llevando adelante, todo eso me parece muy injusto. Creo que la sociedad tiene que ver otras cosas de los chicos de La Cámpora.

Yo lo veo al Cuervo Larroque, a Wado de Pedro, a Mariano Recalde en Aerolíneas, ‘al petiso’ Ottavis, con quien el otro día compartimos un plenario de la JP y son jóvenes que están comprometidos desde lo político y también desde lo institucional.

Y Daniel también tiene un compromiso muy fuerte con los jóvenes. Yo arranqué con él a los 19. Martín Ferré hoy tiene 38 años, a los 31 era ministro de Producción.

-Pero hay algo que Scioli tiene y La Cámpora no: Votos.

-¿Pero cómo sabes eso?

-Bueno, intentaron ganar en municipios y perdieron. Toda lista que encabezan la pierden, en universidades, en colegios profesionales. Sus nombres tienen que ir intercalados en listas.

-¿Pero no te parece natural que eso ocurra? La política es una puja por el poder. que haya roces y tensiones me parece normal. Creo que es más natural que otra cosa.

-¿Crees que va a haber lugar en las listas del próximo año para los jóvenes de Scioli?

-La verdad es que no lo pensé. Entiendo que haya jóvenes que me pregunten, pero son los menos. Y la verdad es que cuando me preguntan, me molesta. Lo entiendo, pero me molesta. Yo le pido a los compañeros que tengan paciencia.

LPO

-Scioli dice que la oposición busca sembrar el miedo. ¿Crees que así?

-Si, hay todo un tejido de hace tiempo, esto no es nuevo, tiene dos o tres años. Es todo muy apocalíptico. Tiran frases como: “se van a ir antes”, “esto se cae”, “que se vayan todos de vuelta”. A mi me duele que no tengan memoria, yo me acuerdo de donde venimos, dónde estamos ahora y hacia donde vamos.

Pero además, no es bueno para nadie, incluso para la oposición esos calendarios apocalípticos que no se cumplen. Nada de lo que vaticinaron se cumplió, acá estamos, con la problemáticas coyunturales y las cosas que tenemos que corregir.

-El senador Mario Ishii propone volver a implementar el Servicio Militar obligatorio como mecanismo de contención de los jóvenes. ¿Cómo lo ves desde tu lugar de subsecretario de Juventud?

-A mi lo de obligatorio me hace ruido. Todas las propuestas que sumen para que los pibes estudien, que no estén en la calle, me parecen positivas. Creo que hay que seguir fortaleciendo el vínculo entre los jóvenes y el Estado. Pero creo que existe un vínculo que el Estado no puede cruzar y que tiene que ver con la familia, los padres y su relación con los hijos. El Estado puede promover esa relación, puede intentar fortalecerla.

-¿Porqué la subsecretaría se creó dentro de Deportes?.

-Alejandro Rodríguez (secretario de Deportes de la provincia) es mi amigo, en estos días estuvimos trabajando en los juegos bonaerenses donde participaron 15.000 pibes de 135 municipios. Un millón en la etapa clasificatoria, fue un gran laburo de Alejandro.

La idea de Daniel fue sacar Juventud de Desarrollo Social donde estaba vinculado a la inclusión social. Quisimos sacarlo de ese lugar que estaba a la sombra y llevarlo a deporte que tiene otro dinamismo. Eso le trajo otro aire a Juventud. Fijate que nadie sabía que estaba "Café" Rodríguez al frente de la subsecretaría. Yo ahora estoy en Deportes y vos me estás haciendo una entrevista.