Mientras espera la bendición de Cristina Kirchner que lo confirme como el mejor candidato a presidente del Frente Para la Victoria, Daniel Scioli manda a su hermano Pepe a buscar alianzas en todo el país pero sus visitas traen más chisporroteos que aliados.

Según pudo saber LPO, los recorridos del ex aliado de Francisco De Narváez provocaron rispideces entre referentes del peronismo o partidos locales de Santa Fe, Jujuy, La Rioja, Mendoza y Corrientes, que estaban interesados en arreglar con Scioli.

Otro que le tira bronca a Pepe es Eduardo Camaño, quien trabaja en la búsqueda de acuerdos por todo el país desde sus oficinas del Banco Provincia y se entera a diario de los pasos en falso de Pepe.

El mini equipo de campaña de Scioli no es mucho más grande: a estas terminales se suman las giras de Karina Rabolini, que es donde más foco pone Scioli, como retrató LPO.

“Hay que entender que Daniel es una marca política y no un espacio. Y quien mejor la representa es Karina. Lo que se agregue a eso es secundario”, interpreta un dirigente que deambula por las oficinas naranjas del Banco Provincia, donde el gobernador suele definir los pasos a seguir.

Fue allí donde se definió que la primera dama bonaerense pida, en tono de súplicas, que Cristina elija a su esposo para competir en la interna del Frente para la Victoria, un paso que no podrá dar sin la firma de los apoderados el PJ que controla la jefa de Estado.

Como pocas veces, Scioi profundizó su discurso kirchnerista y cruzó a la oposición cuando anunció que iba a derogar muchas leyes de este Gobierno si lograba llegar al Gobierno. Fue más una defensa a la continuidad que al cambio, las dos cualidades que el gobernador combina como emblema de campaña.

El rol de Pepe

Pepe, en este contexto, está autorizado a hacer acuerdos por todo el país y muy voluntarioso viaja desde marzo en busca de citas, sólo que no siempre se asesora de si algún anfitrión puede causarle problema: la consigna es sumar.

Algunas visitas las enmarca en la Fundación Desarrollo Argentino (DAR) y otras en “la ola naranja”, un espacio de jóvenes sciolistas.

En junio, Pepe se vio con Luis Beder Herrera, el gobernador de La Rioja que esta semana anunció que no irá por la reelección.

Tal vez por eso al poco tiempo contactó otros dirigentes peronistas que conocía y el mandatario riojano explotó. “Por suerte no pasó de contactos informales”, le dijeron a LPO desde La Rioja. Cuando llegan las quejas a Scioli, la respuesta es la misma: “Son contactos de él”, se excusa el gobernador.

Donde sí llegó lejos Pepe fue en Corrientes: llegó con la ola naranja y se reunió con el vicegobernador, Gustavo Canteros, un viejo referente del PJ local.

El problema llegó cuando Scioli quiso tirar líneas con los partidos locales de Corrientes, que conservan minorías influyentes en una provincia donde el PJ no gana.

En Santa fe dio varios pasos en falso. Armó un acto en el Instituto de Desarrollo Regional con escasa concurrencia y hasta le dio chapa al senador local Alberto Crocetti, del pequeño departamento de Belgrano, quien había promovido Miguel del Sel como candidato a gobernador.

Como parece ser una consigna, Karina Rabolini compensó con una visita a Rosario, pero sirvió para dejar a la vista otra inconsistencia de Pepe: no estuvieron los diputados vinculados al jefe de UPCN, Jorge Molina, quien se había mostrado junto al hermano del gobernador.

En Jujuy hubo ruido con la bajada de Pepe con DAR, que incluyó una visita a la sede del PJ local y un acuerdo con la Universidad local, conducida por Roberto Teccchi, con juego político en la provincia. Pese a eso, el gobernador Eduardo Fellner, también presidente del PJ, no participó de la organización.

En Mendoza el vicegobernador Carlos Ciurca cerró con Scioli hace un año pero Pepe no pudo aportarle mucho en sus visitas de este año. Al menos cuatro intendentes de su espacio no están dispuestos a obedecerlo.