Sergio Massa tiene decidido terminar con la fatídica historia de ministros de Economía super poderosos que vienen a solucionar los problemas que ellos mismos generan.

En las oficinas del Frente Renovador en la futurista Torre de las Naciones en Tigre, los equipos técnicos de Sergio Massa avanzan en una radical transformación de la estructura política del Estado, tal como se la conoce hoy.

El modelo que estudia Massa contempla la eliminación del Ministerio de Economía y se acerca a las funciones y el rol original que diseño la reforma constitucional de 1994, con la creación del jefe de Gabinete –entonces imaginado como una suerte de primer ministro- y luego licuado por los sucesivos presidentes que llegaron a la Casa Rosada.

Massa piensa concentrar en la Jefatura de Gabinete todo el manejo de la economía, con un concepto novedoso: No tiene sentido atomizar las políticas de gastos e ingresos entre distintas dependencias, cuando lo lógico es coordinarlas.

Por eso, la jefatura de Gabinete que imagina Massa concentrará las secretarías de Hacienda y Finanzas, la AFIP, pero también la Anses, el organismo que concentra el mayor nivel de gasto del Estado, por el pago de jubilaciones, pensiones, Asignación Universal por Hijo y otro programas de alcance masivo.

Se trata de un tipo de Estado que presenta los rasgos de un modelo francés atenuado, donde el Presidente delega la gestión del día a día del Gobierno en un primer ministro.

Esta similitud acaso insinúa la influencia del ex ministro Roberto Lavagna en el diseño. No es una novedad que Lavagna suele estar más inclinado a modelos de democracias modernas y pro mercado, pero con un Estado fuerte que trata de velar por el equilibrio social, como intentó Francia con diversa suerte.

No parece casual incluso los crecientes gestos de acercamiento de Massa a Francia. Días atrás visitó con Lavagna la cámara de empresas francesas y cuando propuso una alternativa al pago soberano de deuda incluyó a Paris entre las sedes posibles. Pero acaso el signo más visible fue la creación de su escuela de funcionarios –que dirige Lavagna- y fue creada en base al modelo de la famosa École francesa.

La conclusión obvia sería que Massa está diseñando un Gobierno que ubica a Lavagna en la Jefatura de Gabinete. Sin embargo, allegados al economista relativizaron a LPO esta posibilidad: “Roberto está tranquilo, no parece que tenga ganas de meterse en el fárrago del día a día de conducir la economía”.

La otra decisión fuerte que tiene pensada implementar Massa si llega al Gobierno de fusionar las carteras de Industria y Planificación y trasladar a Cancillería la Secretaría de Comercio Exterior, lugar en el que estaba durante la presidencia de Duhalde y que ocupó Martín Redrado, hoy también en el Frente Renovador.

De hecho, en el massismo no son pocos los que creen que lejos de regresar al Banco Central, acaso sea la Cancillería un destino posible para Redrado, acaso uno de los dirigente de esa fuerza con mejores contactos internacionales. Si se piensa que en el 2016 la Argentina deberá iniciar un camino de regreso a los mercados internacionales y de búsqueda de inversiones, no sería extraño que Massa designe a un economista al frente de la Cancillería.