Más dudas que certezas. Esa es la sensación que les quedó a los directivos de la JP Morgan -el principal banco de inversión de los Estados Unidos- que la semana pasada escucharon al flamante titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, en una reunión que mantuvieron en Washington.

El encuentro tuvo carácter reservado y oficialmente se comunicó que allí se habló sobre inversiones en Argentina. Pero hoy salió a la luz, en una nota de Marcelo Bonelli en Clarín, que Vanoli habría anunciado que Cristina Kirchner y Axel Kicillof tienen decidido pagarle a los fondos buitres cuando venza la cláusula RUFO, en enero de 2015.

La publicación de esa revelación provocó una mini crisis en el gabinete económico, que obligó al Banco Central a emitir un comunicado desmintiendo la nota y escenificando una "reunión de trabajo" de Vanoli y Axel Kicillof en el Palacio de Hacienda, en la que ambos posan forzadamente para las cámaras oficiales y que fue debidamente difundida por la agencia oficial Télam.

Es cierto que Vanoli mencionó la posibilidad de un acuerdo con los holdouts, pero el funcionario no fue taxativo y lo planteó dentro de un menú de alternativas que maneja la Casa Rosada para salir del fenomenal problema que produjo el fallo del juez Thomas Griesa.

Fuentes al tanto de lo que pasó en esa reunión dijeron a LPO que los banqueros estadounidenses se mostraron sorprendidos por la cantidad de dudas que dejó el ex titular de la Comisión Nacional de Valores. De hecho, cada vez que le consultaban sobre algún tema específico, Vanoli se mostraba dubitativo. Fue una constante durante todo el encuentro.

Vanoli dio a entender que la posibilidad de un arreglo con los fondos buitres está atada a la coyuntura económica que atraviese el país en enero. En realidad, todas las alternativas que analiza el Gobierno dependen de la situación económica.

Los banqueros concluyeron por las palabras de Vanoli que si la economía se sigue deteriorando para enero de 2015, a Cristina y Kicillof no les quedará otra alternativa que sentarse a negociar con los buitres y pagarles la deuda. En cambio, si el Gobierno consigue algo de margen para pilotear la situación, el arreglo se seguirá demorando.

En definitiva, los directivos de la JP Morgan se llevaron dos definiciones del encuentro: que el Gobierno no sabe cómo hacer para resolver el problema de los holdouts, y que todas las alternativas están atadas a cómo siga la economía.

LPO había anticipado el mes pasado que en el Gobierno hay dos grandes visiones sobre la posible resolución del conflicto. Por un lado, Kicillof y los suyos prefieren seguir por el camino de no negociar con los buitres y aguantar “con lo nuestro” hasta el fin de mandato de Cristina. Otro sector, en cambio, reflotó la posibilidad de arreglar con Paul Singer y compañía, para poder salir a tomar deuda en el exterior y estabilizar las reservas.

De todos modos, en la Casa Rosada saben que todas estas opciones dependen del humor y el cálculo político de Cristina, que al inicio del conflicto decidió ir a fondo en la pelea advirtiendo que las encuestas le eran favorables.