La Rioja
El caso Beder Herrera, testigo de los límites de los gobernadores para ayudar a Scioli
El riojano se bajó de la reelección e intendentes se fueron con Massa. Los otros 9 mandatarios en esa situación.

La renuncia de Luis Beder Herrera a un tercer mandato a la gobernación de La Rioja desató una dura disputa en el peronismo local, que abrió un acertijo sobre la incidencia en los comicios presidenciales de los diez gobernadores oficialistas sin reelección, hasta ahora cercanos a la candidatura de Daniel Scioli.

Beder Herrera siempre se mostró leal a su par bonaerense, una línea que baja a todas las provincias el histórico operador del PJ Juan Carlos “El Chueco” Mazzón. Pero cuando miró encuestas no se animó a reformar la Constitución para pelear un tercer mandato, convencido que así facilitaría el triunfo del diputado radical Julio Martínez, ganador en las primarias del año pasado.

Sin capacidad de imponer un sucesor, no tuvo otra opción de abrir una interna abierta entre todos los candidatos y se anotaron varios.

El primero fue el intendente de la Capital Ricardo Quintela, de mala relación con el gobernador y cercano a Florencio Randazzo. Beder largó a la cancha a los diputados Javier Tineo y Teresa Madera; y el intendente de Chilecito, Nicolás Lázaro Fonzalida, quiere competir.

Para que todos sumen, el gobernador podría reinstalar la ley de lemas, una suerte de interna abierta que consagra a la fuerza que más votos obtenga aun cuando el candidato más elegido sea de otra.

"El Plan A de Beder Herrera, reformar la Constitución y reelegirse, se cayó. Está en marcha su Plan B: poner un gobernador títere que le asegure seguir en el poder desde las sombras, o explícitamente como Jefe de gabinete", denunció el líder del Movimiento Evita riojano, Carlos Luna.

Estas fisuras comenzaron a ser aprovechadas por Massa: Jorge Aparicio, intendente de Sanagasta, anunció su pase al Frente Renovador. Se sumó a su par de Arauco, Gustavo Minuci, líder de un sector del PJ aliado al tigrense, integrado además por el ex diputado Jorge Yoma.

Massa, además, le abre la puerta a Martínez, como parte de la apertura a la UCR que inició con el jujeño Gerardo Morales. Una ley de lemas le permitiría unir a todos en un mismo frente y pelear el poder local.

Se trata de un tema a seguir de cerca que pone en discusión el sistema de construcción de poder del oficialismo. Hasta ahora la necesidad del gobernador de fondos lo volvía poco menos que un empleado de la Casa Rosada y en ese marco había poco margen para aventuras políticas. 

Factor ordenador que el mandatario transmitía hacia abajo como líder del oficialismo en su provincia. Pero sin reelección ese liderazgo se ve resentido y encima con la presidencial lanzada y sobre el final de su último año, los márgenes de la Casa Rosada para presionar a los intendentes se acotan drásticamente.

El mapa de las provincias

El caso de La Rioja puede compararse con el que tarde o temprano le llegará a otros nueve gobernadores peronistas que no pueden reelegir y no planean por ahora cambios en la Constitución.

Son el propio Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Jorge Capitanich (Chaco, de licencia desde noviembre cuando asumió como jefe de Gabinete), José Alperovich (Tucumán); Francisco Pérez (Mendoza); José Luis Gioja (San Juan); Maurice Closs (Misiones); Oscar Jorge (La Pampa) y Fabiana Ríos (Tierra del Fuego).

Hay tres que no puede seguir pero no sufren una mínima presión electoral del PJ o el kirchnerismo: Jorge Sapag (Neuquén), Mauricio Macri (Ciudad) y Antonio Bonfatti (Santa Fe). 

Sólo algunos celebrarán elecciones en simultáneo con la Nación. Debe hacerlo Buenos Aires y por ahora la acompañarían Entre Ríos, San Juan, Formosa, Chubut y Santa Cruz.

Pero antes de ver como ayuda a Cristina o Scioli, cada gobernador que deja su mandato debe resolver como mantiene lo suyo.

Urribarri es el único que acomodó su tropa lanzándose a presidente, pero el resto aún debe definir cómo retiene su poder y esa debilidad golpea el armado de Scioli.

Como Beder Herrera, todos comenzaron a encontrar dificultades. Paco Pérez es testigo de una dura interna en el PJ mendocino: el vicegobernador Carlos Ciurca apoya a Scioli, pero al menos cuatro intendentes lo desobedecen. El principal es el de Guaymallén, Luis Lobos.

Capitanich volverá a la gobernación de Chaco en Diciembre y postularse como intendente de Resistencia, un territorio hostil al PJ, gobernado por la radical macrista Aida Ayala.

Gioja amenaza con una interpretación de la Constitución que le permita un cuarto mandato, pero la sola idea es resistida por su vicegobernador Sergio Uñac -hoy cercano a Julián Domínguez- y el senador Ruperto Godoy, quienes piden una interna.

Alperovich no puede arbitrar la pelea por su sucesión que dirimen su esposa y senadora Beatriz Rojkés y el ministro de Salud, Juan Carlos Manzur.

Closs no puede frenar la interna del Frente Renovador de la Concordia de Misiones, entre su sector de ex radicales y el de su antecesor Carlos Rovira.

En La Pampa el peronismo juega a todas las puntas. El senador Carlos Verna, con todas las chances de volver, coqueteó con Massa y se acercó luego a Scioli. Sin reelección, Jorge sólo obedece las órdenes de Cristina.

Y en Tierra del Fuego Ríos se va sin poder propio y el PJ está dividido en varias fracciones, algunas con Scioli y otras con Massa. Escenarios demasiados complejos como para pensar en que la incidencia de los gobernadores sea tan determinante como otras veces.

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  • 1
    JoseManzon1
    17/10/14
    10:01
    No es correcto lo que aquí dicen. El Beder tiene un candidato de su riñon y es Tití, lo que pasa es que en los pueblos al Tití no lo conoce nadie porque no sale de su despacho. Ahora el candidato fuerte es Quintela, pero no se lleva mal con el Beder, al contrario tienen una relación de años, estuvieron distanciados, si, pero políticamente, porque el diálogo nunca se cortó y es más, cuando vino Randazzo a la provincia estuvieron juntos en una reunión todos.
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