Diputados
Entretelones de la pelea entre Domínguez y la oposición por el Código Civil y Comercial
Los jefes de bloque lo acusan por abuso de autoridad por apurar una ley que se discutió dos años.

En sólo una semana y en medio de la crisis económica mas grande de los últimos años, la oposición denunció penalmente Julián Domínguez y se ausentó del debate por el Código Civil que regirá las próximas décadas.

Con la mitad del recinto semivacío y el salón de los pasos perdidos despoblado, en el kirchnerismo no sabían como interpretar un nuevo desaire de sus pares de otras bancadas.

Aunque les parecía violenta la visita a Comodoro Py, coincidían en que tal vez hubiera sido peor discutir el detalle del Código en el recinto, sobre todo porque los cambios de último momento realizados en diciembre abrieron grietas entre los kirchneristas.

Domínguez, de hecho, fue el promotor de las incorporaciones finales gestionadas por la iglesia que enfurecieron a Diana Conti y Juliana Di Tullio. La grieta fue tan evidente que durante todo el año se dio por hecho que el Código estaba cajoneado por diferencias internas en el oficialismo. 

El cambio que más ruido hizo fue el que definió el comienzo de la vida desde la concepción y no en el seno materno, modificación que complica la implementación de la ley de fertilidad asistida y mucho más una futura norma sobre aborto.

Enfuercida por la fuga opositora, la jefa de bloque olvidó esas rencillas en su discurso de cierre: "Usted  es un genio", le dijo a un Domínguez que no se acostumbraba al papel de víctima. 

Ayer, Conti intentó imponer un dictamen sobre interrupción del embarazo en la Comisión de Legislación Penal, pero Patricia Bullrich lo frenó y ningún sector progresista de la oposición lo aprovechó. 

“Esas discusiones pudieron estar en el recinto. Como también la de protección de las tierras aborígenes, que todavía está pendiente y una de las más involucradas es la neuquina Alicia Comelli, aliada del kirchnerismo. ¿Le iba a ser fácil votar el Código con la oposición?”, decían desde el oficialismo. 

Comelli garantizó los 131 votos abrieron la sesión, dos más que lo necesario, como también la fueguina Graciela Boyadjian, cuyo partido, el Movimiento Popular Fueguino, cerró con Massa. La otra aliada fue Ramona Puchetta, ex ladera de Raúl Castells. Por la noche denunció que la llamaron para agredirla por su flamante fe en el kirchnerismo. 

Sin debate, no pudo dilucidarse porqué hay tanto apuro cuando empezará a regir en 2016. La versión más fuerte es que lo pidió el Papa Francisco o fue un gesto que Cristina quiso darle, aunque también es cierto que el Código sanciona nuevas normas para adopción y el kirchnerismo sentía la presión por ese tema.

Hablan de un llamado de Máximo Kirchner a Anabel Fernández Sagasti para acelerar ese tema, pero al reflotarse el Código no fue necesario. 

Carrera opositora

En la oposición jugaron a otra cosa. El martes pasado mientras los funcionarios de Economía exponían en la Comisión de Presupuesto, Di Tullio le dijo al radical Mario Negri que Cristina quería sancionar el Código Civil y Comercial en una semana.

El cordobés se sorprendió: el Código se discutió durante 2 años, se aprobó en noviembre en el Senado y parecía cajoneado para siempre por el Gobierno.

En la oposición empezaron los recelos. Elisa Carrió recordó que siempre consideró inconstitucional la creación de una bicameral que trató el Código y apuntó contra Domínguez y el presidente de la Corte Ricardo Lorenzetti, artífice de esta modalidad de trabajo.

Como en la discusión de la reforma judicial, la chaqueña se queda sola cuando le paga al máximo tribunal. También como siempre, fue a la justicia y no le dieron lugar.

Federico Pinedo, del PRO, fue el más inquieto por reunir voluntades y plantear la nulidad de la votación. Sostenía que como la media sanción tuvo retoques en el Senado debe volver a la Comisión y por lo tanto armar una bicameral. 

La mayoría K podría haber cumplido su pretensión en en menos de una semana.  Pero Domínguez estaba en Roma y sólo respondió que nada se detendría.

Negri  y Pinedo consiguieron que todos los bloques opositores firmaran un comunicado exigiendo postergar el tratamiento del Código, a excepción de Compromiso Federal (Rodríguez Saá) y Unión Por Córdoba (de José Manuel de la Sota). 

La idea de ir a la justicia penal se discutió ayer a la noche y los más acorralados fueron los massistas, temerosos a quedar pegados al Gobierno, un juego que a esta altura convirtió a la Cámara de Diputados en un reality, aun en los días de leyes históricas.

Darío Gustozzi, jefe del Frente Renovador, buscó asegurar a los puntanos y cordobeses. Se reunió con Carlos Caserio y por la noche envió una gacetilla para festejar su gestión.

Torpe, esa comunicación no hizo más que confirmar que nunca lo atendió Walter Aguilar, presidente del bloque Compromiso Federal, aunque tampoco pensaba votar con el oficialismo.

Desde las minorías opositoras decían que la los radicales buscaron este sainete para no tener que tomar posición sobre el Código. "Muchos estaban de acuerdo pero no querían aparecer votando con el Gobierno", explicaban. 

La denuncia en Comodoro Py fue abuso de autoridad" e "incumplimiento de los deberes de funcionario público" y estuvo dirigida a “las autoridades de la Cámara”, para evitar un golpe bajo a Domínguez, a quien los jefes de bloque consideraron “el mejor presidente de la Cámara” cuando lo eligieron en diciembre. 

Para el kirchnerismo el argumento es un disparate. Recuerdan que la ley 13.640 mantiene vigente los dictámenes de "los códigos, tratados con las naciones extranjeras y los proyectos enviados por el Poder Ejecutivo sobre provisión de fondos para pagar los créditos contra la Nación y los reclamos de particulares con igual carácter".

"Como el dictamen no cae lo que rige es el reglamento creado para tratar el Código, que fue la  bicameral y los recintos", decían en el bloque. 

Y recuerdan que la propia oposición la que propuso y defendió que aunque sufran modificaciones los dictámenes no vuelvan al recinto. Domínguez hizo correr las versiones taquigráficas con los textuales. 

“Cuando tratamos DNU ambas Cámaras consideran despachos de comisiones bicamerales, y fueron tratados como dictámenes de comisión y considerados como tales, lo cual no perjudica la democracia, ni la representación popular, ni la representación de poderes ni tampoco facilita el autoritarismo”, decía Pinedo.

El radical Juan Tunessi, ya fuera del Congreso, aseveró ese día que “el artículo 77 de la Constitución Nacional establece claramente la necesidad de que haya una Cámara iniciadora y otra revisora. Creemos que este principio está respetado claramente. No se trata de cambiar una ley sino de modificar códigos, y quizá esto justifique la necesidad de un tratamiento especial”. 

Claramente, temían que una media sanción fuera modificada por otra bicameral, justamente lo que pidieron hoy. 

En el recinto, Conti recordó en el recinto que el Código vigente se discutió en un trámite express, a fines del siglo 19. Esta vez el debate en Diputados duró una tarde, pero sin opositores.

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