En las Ligas Mayores de Proyecto Sur hay un fuerte malestar con el único legislador porteño con el que cuenta el espacio creado por Fernando “Pino” Solanas.

Pino mandó a su compañera de banca, Alcira Argumedo, a vigilar al pícaro Javier Gentilini, que luego de ser funcionario del macrismo saltó a una banca de legislador pero no perdió el cariño por el PRO.

Argumedo le envía a Pino informes periódicos de la actividad de Gentilini en la Legislatura, en particular en su rol de presidente de la comisión de Vivienda, que mantiene planchada por pedido del PRO.

Las facturas que le pasan a Gentilini no provienen sólo de afuera de la Legislatura. La diputada Virginia González Gass, del bloque de Partido Socialista Auténtico –que hasta hace unos meses pertenecía al bloque de Proyecto Sur- no oculta su ira con Gentilini y lo acusa de tener negocios con el PRO.

Pese a que ocupa un monobloque y las presidencias de las comisiones se suelen otorgar a los bloques con al menos dos legisladores, Gentilini obtuvo la presidencia de la comisión de Vivienda porque se comprometió a no avanzar en ningún conflicto habitacional que complicara al PRO.

Gracias a esta actitud condescendiente con el PRO, Gentilini logró que su mujer, María Eugenia Schvartzman, fuera nombrada como Directora Vocal del Ente Autárquico Teatro Colón a través de un decreto firmado por el propio Macri. 

El método

Gentilini cumplió a rajatabla con esa misión y especula con planchar la comisión todo este año ya que el año que viene será netamente electoral y allí podrá dormir todos los reclamos. Para evitar conflictos con el macrismo Gentilini no coloca en el temario los temas que no acuerda con el PRO.

El legislador de Proyecto Sur no convocó nunca a los funcionarios del área de vivienda. Ni a los del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) -con el presidente Emilio Basavilbaso se lo ve almorzar seguido en la zona del Obelisco, ni con la Secretaría de Hábitar e Inclusión, ni la Corporación del Sur, ni la UGIS.

Por otro lado, por la ley 324 está obligado a convocar cada dos meses a reunión con funcionarios de la ex autopista 3, que deben agilizar la entrega de viviendas, y jamás en lo que va del año lo hizo.

La ley 403 lo obliga a convocar en conjunto con la comisión de planeamiento a una mesa participativa para urbanizar la villa 1-11-14. Pero los vecinos van desde el primer día de funcionamiento de la comisión y el legislador nunca dio muestras de avances.

En la última reunión que se realizó para debatir la postergada urbanización de la villa 31, Gentilini no permitió que hablaran los vecinos, pese a que por reglamento está obligado a prestar media hora al inicio de las reuniones.

Con proyectos vinculados a la toma del barrio Papa Francisco, el predio de Lugano tomado en febrero, no sólo que jamás colaboró sino que retrasó los tratamientos de los expedientes en acuerdo con el PRO. Incluso boicoteó el proyecto de darle un predio para viviendas transitorias. En la última reunión con los desalojados frente a él dijo que se había maltratado a los asesores del PRO y que eso no lo iba a permitir, por lo que casi lo linchan.

En este contexto, en Proyecto Sur están preocupados porque creen que los vecinos participativos, de todas las diversas organizaciones sociales, quieren comenzar una campaña no sólo contra Gentilini sino contra el partido de Pino.