Jorge Capitanich reconoció que la Argentina atraviesa un período económico con “falta de inversión” y con “problemas fiscales”, producto esto último de una elevada batería de subsidios, sobre todo en transporte y energía. Tras brindar un amistoso recorrido por la gestión económica k, el jefe de Gabinete terminó por conceder que arribamos a un escenario con "carencia de divisas", expectativas de incertidumbre económica y “dificultades en el acceso al financiamiento”.
No obstante, el jefe de Ministros de Cristina Kirchner consideró que este clima económico se debe a problemas transitorios o coyunturales propios de un “período de transición”, que no deberían “obnubilar las soluciones de mediano y largo plazo, ya que la Argentina tiene una perspectiva de crecimiento extraordinaria”.
Capitanich brindó este análisis macroeconómico en un desayuno organizado por la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para la Nueva Argentina (Fepesna) que se desarrolló hoy por la mañana en el Hotel Savoy, con la presencia de embajadores, jueces, empresarios, rectores, sindicalistas y representantes de la Iglesia.
El gobernador de Chaco de licencia hizo una evaluación de los once años económicos del gobierno kirchnerista, de los que destacó el período 2003 a 2007 como un período con “una política económica fiscal expansiva, con un promedio del 8 % de crecimiento de la actividad económica, y una acumulación y crecimiento de las reservas”.
Tras la crisis financiera de 2008, Capitanich registró un nuevo período de gestión económica. A esta etapa la asoció con un “incremento de los subsidios para atender a diversas demandas sociales”. Sólo en subsidios de transporte, el Gobierno gasta cerca de 27 mil millones de pesos anuales, aseguró el contador de Chaco.
Mencionó a la Asignación Universal por Hijo, a la cobertura previsional de la Anses, las asignaciones familiares, pensiones, la cobertura de vacunación, que calificó como una de las más equitativas del mundo. Y concluyó: “El problema fiscal de la Argentina se debe a la amplia cantidad de subsidios” que mantiene el Gobierno.
El jefe de Gabinete planteó tres desafíos para la Argentina que viene: el autoabastecimiento energético, una mayor industrialización y sustitución de importaciones, y una mayor inversión en logísticas integradas.
Para el primer caso, Capitanich consideró que es absolutamente posible con la recuperación de YPF, y al contar con el segundo lugar en reservas de shale gas del mundo y el cuarto puesto a nivel mundial en reservas de shale oil. De lograrse el autoabastecimiento energético, se termina el déficit fiscal, razonó Capitanich.
Lo segundo apunta principalmente a aumentar las exportaciones, sobre todo en la región, que calificó de un intercambio pobre. Y lo tercero es para hacer más viable lo anterior, “hay que hacer inversiones en puertos fluviales, marítimos”, dijo.
Capitanich apenas habló de política, aunque dejó una curiosa reflexión. En primer lugar, auguró un escenario político donde “serán necesarias alianzas políticas amplias” y adelantó una composición del Congreso más ajustado “donde no habrá mayorías absolutas”.
“El liderazo que viene –ensayó Capitanich-, debe combinar la ética, la estética y la poética”. Y tomó el caso del Papa Francisco, como ejemplo de este modelo de construcción política.
Además, criticó a los candidatos opositores por realizar “propuestas mediáticas donde proponen bajar los impuestos o eliminar las retenciones” al campo, sin decir cómo van a financiar al Estado.
Por último, dejó una reflexión sobre la Ley de Hidrocarburos que próximamente debatirá el Congreso. “Se logró un consenso entre las 10 provincias productores, al marcar un parámetro legal y una unificación de política fiscal para el área”, dijo Capitanich, y aseguró que el proyecto busca “generar previsibilidad y un clima propicio para las inversiones”.
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