Quienes la
frecuentan o tienen la oportunidad de hablar con ella sobre política, no lo
dudan: Cristina Kirchner quiere que Mauricio Macri gane la elección
presidencial y los candidatos que lanza para la interna del peronismo no tienen
otro objetivo que ensuciarla.
Un legislador que participó en uno de sus últimos viajes al exterior lo cuenta sin vueltas. “Le pregunté por las elecciones y me dijo que la fórmula que iba a ganar era Macri-Sanz”, comentó al volver al Congreso.
Aunque parezca aventurado, sus gestos del último año apuntaron en esa línea: Por todos los medios posibles buscó posicionar al líder del Pro y a la UCR como interlocutores de la oposición. Por nada del mundo quiere que Sergio Massa o Daniel Scioli sean sus sucesores. Sabe que si un peronista la sucede en el poder su idea de ser la jefa de una oposición peronista de centroizquierda se desintegrará.
No es un plan nuevo, pero cada vez se hace más evidente. Cristina confesó sus diálogos con Macri en aquella entrevista con Jorge Rial, antes del problema de salud que la tuvo alejada de los micrófonos a fin de año. De las palabras pasó a la acción con innumerables inauguraciones de obras en la Ciudad, como nunca durante su gestión. El punto más gráfico de esa estrategia fue la inauguración de la extensión de la autopista Illia donde permitió que Macri se ubicara a su nivel, con atriles iguales, casi como si fuera un jefe de un Estado extranjero, deferencia que no tienen con ninguno de los propios.
La orden de Cristina es tan evidente que hasta su núcleo duro que años atrás demonizaba a Macri y hasta empujaba su juicio político, ahora se deshace en gestos conciliadores. El líder de La Cámpora, Andrés “el Cuervo” Larroque, se juntó con Pedro “Peter” Robledo, el militante del PRO agredido en una fiesta por ser gay. Cristina lo recibió tras aquel incidente y le ordenó al jefe de La Cámpora compartir actividades con él.
En el Congreso dio más señales que en ningún otro lado. Cuando se repartieron las autoridades de comisiones, ordenó darle presidencias al PRO y a la UCR y marginar todo lo posible al Frente Renovador de Sergio Massa.
No le salió bien: los radicales le dieron Educación a Cobos, pero los diputados kirchneristas se negaron a aceptar y la dejaron acéfala; y el PRO le cedió Legislación Penal a Patricia Bullirch, una aliada de Macri que la utilizó el martes para promover la derogación de la ley antiterrorista.
Las razones
“La última vez que pude hablar con Cristina me fue clara: antes que gane Massa, prefiero a Macri. No tuve más que preguntar”, contó a LPO un diputado con acceso a la Quinta de Olivos. Lo curioso es que a Daniel Scioli directamente no lo nombra y los pocos que acceden a ese nivel de diálogo, tienen la prudencia de no nombrárselo.
En los medios kirchneristas también puede verse el trabajo de Cristina por Macri. La agencia Telam cubre sus actos y, según supo LPO, la Presidenta le ordenó a Sergio Szpolski, Diego Gvirtz y Cristóbal López que le hagan entrevistas a Macri y en la medida de lo posible licúen las coberturas más agresivas.
Una evidencia muy fuerte de esta estrategia se produjo días atrás. El secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, uno de los hombres de mayor cercanía a la Presidenta, se metió en la política cordobesa: Para ayudar a Macri y el radicalismo.
El 7 de septiembre se elegirá intendente de Marcos Juárez. Se trata de una elección de gran importancia simbólica porque será la primer puesta en escena de la alianza PRO_UCR y Cristina quiere que ganen. Por eso, Zannini prohibió al kirchnerismo cordobés sumarse a una lista de unidad del peronismo que estaban trabajando y que incluso integraba a los dirigentes del gobernador José Manuel de la Sota. “Ustedes no entienden, queremos que gane la alianza del PRO y la UCR, rompan el acuerdo y armen una lista propia que saque 4 o 5 puntos”, les dijo implacable Zannini.
Así, contribuyó a consolidar las chances del candidato macrista Pablo Dellarossa, que cuenta con el respaldo de la UCR y hasta del Frente Cívico de Luis Juez. La idea de Cristina es evidente: Un triunfo importante en esa elección potenciaría las chances de que se estructura a nivel nacional alianza de Macri y los radicales.
¿Porqué quiere Cristina que gane la fórmula Macri-Sanz? Porque imagina que serán la contracara perfecta de su Gobierno. Y ya prepara el relato: Los acusará de haber vuelto a endeudar el país. Sabe que el próximo Gobierno normalizará la relación financiera de la Argentina con el mundo y tomará deuda. Pero imagina que con el efecto todavía presente del segundo default, lo harán a tasas bastante altas. Una oportunidad impecable para desde la oposición castigarlos por haber retomado el camino que según sus habituales discursos es la causa de todos los males del país.
De hecho, en los medios oficiales ya empezaron a castigar a Macri únicamente por ese costado, lo acusan de haber híper endeudado a la Ciudad. Curiosa selección de un flaco técnico para golpear a una gestión que antes cuestionaban por los cuatro costados.
Esta estrategia parece confirmar además un dato inquietante: Cristina aprovechó o forzó el segundo default para alimentar el relato que imagina desplegará desde la oposición.
La confusión como estrategia
Por eso, su objetivo es generar caos y confusión en la interna peronista, donde deja correr a distintos candidatos pero prohíbe a su tropa apoyar a uno en perticular. “Todo lo que hace es para empiojar, no quiere un sucesor peronista”, confió a LPO uno de los legisladores que hablaron con ella de estos temas.
Quiene la frecuentan creen que apostará entonces a meter todos los candidatos a legisladores posibles y con esa fuerza plantarse frente a un eventual gobierno de Macri y los radicales, para ir preparando un regreso que imagina glorioso y pro aclamación, como el de Michelle Bachelet en Chile.
En el Senado se habla mucho de esto. Miguel Pichetto sentó a todos los senadores que pudo con Daniel Scioli para apuntalarlo en la interna del Frente para la Victoria, pero varios están convencidos que Cristina boicoteará esa primaria.
Para eso lo tiene Carlos Zannini, a quien impuso como apoderado del FpV y será el encargado de las listas. Imaginan que Cristina las llenará de incondicionales de La Cámpora y otros del núcleo duro que concentran una altísima imagen negativa y hasta podría intentar imponerle a Scioli un vice indigerible como Axel Kicillof o directamente plantárselo como competidor.
Incluso, hablan los kirchneristas que sobre el cierra la Presidenta podría intentar forzar a Scioli a competir por la jefatura del Gobierno porteño.
Florencio Randazzo, el otro candidato del kirchnerismo que mide, sabe que Cristina le tiene una enorme desconfianza a Scioli y un poco menos a él y sigue avanzando con su candidatura contra viento y marea. Pero todo indica que la Presidenta no quiere un sucesor interno.
Por eso, De la Sota invitó a Scioli a sumarse al frente que están construyendo con Sergio Massa y Adolfo Rodríguez Saá, como reveló LPO en exclusiva. Es una oferta tentadora, en ese espacio podrán definir las listas a gusto, en vez de esperar a ver que les toca.
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Mas siendo una de las "banderitas" que se ven a futuro como la elegida para agitar, asi como antes lo fueron los DDHH y los juicios a los militares??
Estria bueno que ya que saben que ella lo eligio a Macri, que le asegura éste.
Porque Duhalde puso a los K y asi le fue.