Mauricio Macri fue el primer líder de la oposición en hablar con claridad sobre cual será la postura de la fuerza que conduce ante la propuesta que Cristina Kirchner anunció ayer en cadena, de cambiar la sede de pago a los bonistas de Nueva York a Buenos Aires y ofrecerles a los tenedores de esos bonos un nuevo canje con títulos bajo jurisdicción argentina. 

"No vamos a aplaudir el default como hicieron muchos en 2002. Por eso, el bloque de legisladores del PRO va a votar en contra de este proyecto", afirmó Mauricio Macri en una conferencia de prensa que brindó en la sede de la Jefatura de Gobierno.

"Esto es como que decir que para nosotros el arquero de Alemania hizo penal en la final, entonces para nosotros Alemania no es el campeón del Mundo y los invitamos a jugar acá y ponemos al juez Oyarbide como árbitro", ironizó el jefe de Gobierno.

Macri se diferenció así de Sergio Massa, los líderes de Unen y el partido radical, a quien la iniciativa de Cristina los dejó sumidos en un mar de dudas, que supuestamente comenzarán a despejar esta noche. Varias de esas fuerzas prometieron una definición para mañana.

Al explicar su posición, Marci remarcó que la decisión de poner a los Estados Unidos como sede de pago fue del propio Gobierno. "Son las reglas de juego que nosotros fijamos. Si ahora nos fue mal, tenemos que sentarnos con el juez a resolverlo de la mejor manera posible, aunque no nos haya gustado su fallo", dijo Macri.

En rigor, Macri no hizo otra cosa que ratificar su posición inicial cuando la Corte de Estados Unidos dejó en firme el fallo de Griesa. En ese momento el líder del PRO recomendó sentarse a negociar con los buitres y pagar. 

No sorprende la definición de Macri, que es acaso el único de los candidatos presidenciales opositores que siempre mantuvo una visión clara y sin complejos de una economía abierta e integrada al mundo financiero internacional. Tan esa así, que fue el único dirigente argentino de asistió al último foro de Davos, donde se junten los bancos y empresas más importantes del mundo.

Como sea, el proyecto impulsado por Cristina llegó esta mañana al Congreso. Comenzará a tramitarse en la Cámara alta y el Gobierno espera aprobarlo junto con las modificaciones en unos 15 días y luego pasará a Diputados.

El PRO de Mauricio Macri fue así el primer partido político en anunciar su rechazo de modo oficial.