Como el año pasado, cuando la creación del bloque Frente Renovador dejó en aprietos al kirchnerismo en Diputados, Adolfo Rodríguez Saá volvió a ayudar al oficialismo ante una nueva embestida de la oposición, la primera en lo que va del año.

Fue en la Comisión de Legislación Penal, convocada por Patricia Bullrich para aprobar la derogación de la ley antiterrorista, que tuvo presente a todos los opositores excepto a la puntana Ivana Bianchi.

Bianchi habló durante el fin de semana con Bullrich, prometió estudiar el asunto, pero luego no volvió a atender. Fue así la única opositora que le dio la espalda a un tema que dejó mal pardo a Cristina.

Su actitud fue tomada por el resto de la oposición como preludio de lo que viene: un recinto con un oficialismo cada vez más complicado por el quórum, pero con los cinco puntanos dispuestos a ayudarlos.

“Ellos tienen algún margen de acuerdo con el Gobierno para no molestarlo cuando lo requiera. Y hoy lo comprobamos”, repetían los opositores de la Comisión.

Para Cristina Kirchner es una buena noticia. Si dan quórum y son funcionales a sus decisiones (por ejemplo absteniéndose o yéndose, táctica que disminuye los votos necesarios para una mayoría) podría mermar la fuga de diputados que la dejaron al límite del quórum, tal como reveló LPO.

Este fin de semana Cristina tuvo otra mala noticia: la chubutense Mónica Contrera cerró filas con su gobernador, en guerra con la Casa Rosada por la ley de hidrocarburos. No hizo más que confirmar que los puntanos hacen falta.