La imprenta multinacional Donnelley volvió a amanecer cerrada pese a la conciliación obligatoria dictada ayer por el Ministerio de Trabajo bonaerense. Ante este escenario, los trabajadores resolvieron esta mañana ingresar igual a sus puestos para seguir produciendo y exigir “su reapertura en las mismas condiciones de trabajo y de salario”.

El conflicto comenzó ayer, cuando sorpresivamente los trabajadores se encontraron con la planta cerrada y un cartel que anunciaba la quiebra de la empresa, lo que dejaría a 400 empleados en la calle.

Tras la movilización de un centenar de empleados en la colectora de la autopista Panamericana por los masivos despidos, el Ministerio de Trabajo de Daniel Scioli convocó por la tarde a una audiencia con abogados de la empresa y delegados gremiales.

Pero ante el fracaso de la audiencia, el ministro Oscar Cuartango dictó por la noche la conciliación obligatoria, lo que volvía el conflicto a cero e instaba a las partes a continuar el diálogo.

Sin embargo, la empresa multinacional desconoció la medida y mantuvo cerrada la planta esta mañana, firme en su postura de clausurar la imprenta y retirarse del país.

Ante este escenario, los trabajadores forzaron el ingreso y resolvieron ocupar sus puestos, reclamando la continuidad de sus funciones laborales. También volvieron a cortar la panamericana, por segundo día.

En su habitual conferencia de prensa, Jorge Capitanich se refirió al conflicto: "Nos llama la atención esta decisión unilateral, inconsulta, intempestiva, arbitraria y, a su vez, una decisión que, por lo menos, resulta extraña". El jefe de Gabinete aseguró "es una decisión de carácter política, no es una decisión de carácter empresarial".

Mañana a las 15 se desarrollará una audiencia de conciliación entre las partes, en la sede de la cartera laboral de La Plata.

El delegado Jorge Medina dijo que “resolvimos en asamblea general ingresar y ponerla a producir, para defender nuestra fuente de trabajo y el sustento de nuestras familias. Si la empresa vuelve, no vamos a permitir ningún chantaje. Vamos a exigir su reapertura en las mismas condiciones de trabajo y de salario y manteniendo todos los puestos. Si la patronal insiste en la quiebra, nosotros vamos a continuar produciendo”.

El delegado René Córdoba agregó: “No vamos a permitir que esta empresa mienta diciendo que está en quiebra y cierre la planta cuando a nivel mundial reportaron ganancias por doscientos dieciocho millones de dólares el año pasado, y mayores aún este año”.

Y siguió Córdoba “Está denunciada por sindicatos de todo el mundo por su método de cerrar plantas de un día para el otro. Vamos a resguardar la fábrica y sus bienes, impidiendo su vaciamiento ilegal y defendiendo los más de cuatrocientos puestos de trabajo. Venimos apoyando a los compañeros y a las compañeras de Lear que también enfrentan a otra multinacional yanqui que pretende dejar en la calle a decenas de familias y desconocer a los delegados votados por los trabajadores”.