Senado
Entretelones de la humillante derrota de Pichetto
El jefe de bloque no quería a Boudou en la sesión, pero Cristina se lo impuso. Su lejano sueño de ser vice de Scioli.

Miguel Pichetto fue por lejos la figura más humillada este miércoles en el estruendoso retorno de Amado Boudou a la presidencia Senado, que había logrado evitar en la última sesión e intentó frenar con operaciones que Cristina hizo volar por los aires en pocos minutos.

Como acostumbra, cuando quiere poner las cosas en orden a nivel interno, la Presidenta dejó a su jefe de bloque bien expuesto, como para que el estigma de haber protegido al vicepresidente -aunque sea a disgusto- lo acompañe por siempre.

Todo lo que buscó evitar en estas semanas, con centros cruzados a la oposición y guiños a sus pares con el fin de forzar la licencia del vice y levantar ese trofeo ante Daniel Scioli, se convirtió en papel mojada por su eterna cobardía a dar la pelea, cuando la Presienta lo pone en situaciones límites. Con tardes como la de hoy, su sueño de acompañar a Scioli en la fórmula presidencial parece evaporarse. Ya decía Maquiavelo que la fortuna es una dama esquiva que ama a los valientes.

En ese sentido, la postal de hoy no favorece al rionegrino: Mientras cumplía órdenes de Cristina y defendía a Boudou, el gobernador bonaerense recibía al uruguayo Tabaré Vázquez, viejo rival del kirchnerismo. 

La sesión se había pensado sin Boudou porque la agenda oficial lo daba en Colombia para participar de la asunción del reelecto José Manuel Santos.

La oposición tenía su escena armada: exponer su proyecto para exigirle al vice que se tomara licencia y volver a despotricar por sus penurias judiciales por la quiebra de la ex Ciccone Calcográfica.

El texto fue consensuado por todos los bloques y alentado por el propio Pichetto, quien en cada charla de pasillo machacaba contra el vice.

La conspiración

“En la causa de Formosa lo van a procesar también, es mucho más grave que la de Ciccone y la del auto", repetía Pichetto en charlas informales detalladas a LPO, en las que se jactaba: “Fue un desprolijo y no entra en razón”.

Su cruzada había comenzado en la sesión del 10 de julio, cuando logró que la presidiera Gerardo Zamora, bajo la amenaza de que sólo así había quórum.

Decía no tener varios de los suyos y que la oposición no iba a sentarse, aun cuando ese día, los radicales no amenazaban con abandonar el recinto y frustrar el proyecto que habilitaba los créditos de China. Asustada, Cristina entró en la jugada y avaló el petit linchamiento de su vice.

Envalentonado en estas semanas, Pichetto se animó a más y sondeó a sus pares para que salieran pedir la licencia de Boudou y dejaran un escenario complicado para juntar mayorías.

Querían dar un mensaje al peronismo de un liderazgo que al menos le permita algunos referentes no acatar todos los gritos de Cristina.

La santafesina Roxana Latorre, que suele decir lo que Pichetto no se atreve, fue la primera en cruzar el cerco y decir que lo mejor es que Boudou se vaya del Senado. Le siguió el mendocino Adolfo Bermejo. Cristina no esperó más.

Esta mañana llamó a Pichetto con una orden clara: “Boudou va a presidir la sesión y lo vas a defender”. Tantas ganas tenía Cristina de mandarlo al Senado que ordenó posponer su vuelo para las 18 horas.

La rendición

Con media hora de retraso, el rionegrino fue a la reunión de labor parlamentaria a dar la noticia. Ni siquiera pudo regocijarse con ver como maltrataban al vice, habitual coordinador de esas reuniones.

Como relató LPO, si bien es cierto que varios miembros del bloque oficialista detestan la idea de proteger a Boudou, como el propio Pichetto, Aníbal Fernández, Marcelo Guinle, Bermejo o los misioneros; hay un núcleo duro dispuesto a ponerle el pecho como a cualquier otra causa K.

Dispuesta a marcar la cancha, la Presidenta los hizo hablar a todos. El primero fue el santacruceño Pablo González, le siguió el neuquino Marcelo Fuentes, la voz de la Casa Rosada en temas álgidos; y luego Ruperto Godoy, quien desde el martes por la noche sabía que estaría Boudou. "Este bloque defiende homogéneamente a Boudou. No crean que estamos divididos", aclaró el sanjuanino, con presencia en los últimos viajes presidenciales. 

Fueron diez los senadores del Frente para la Victoria que defendieron a Boudou, ya con la oposición fuera del recinto. Y hasta se sumaron María de los Ángeles Higonet y José María Roldán, habituales aliados silenciosos.

Pichetto habló al final, volvió a evitar referirse a la causa, dejó de lado su ímpetu característico y luego de pasarse toda la sesión con sus habituales gestos de fastidio, sólo dijo que Boudou no podía ser juzgado como senador como plantea, según su interpretación, el proyecto opositor.

En la próxima sesión deberá seguir poniéndole el hombro a la situación, en este particular martirio al que lo han condenado su doble juego y la intransigencia de Cristina que no duda en empujarlo hasta la pared, acaso conocedora de su temperamento timorato a la hora de dar la pelea frontal. La oposición ya avisó que quiere llevar al recinto la votación de su proyecto para apartar al vice y a Pichetto no le quedará otra que rechazarlo y enecabezar, una vez más, la defensa de su odiado Boudou.

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