Mauricio Macri llegó anoche a la ciudad de Marcos Juárez, en la pampa gringa cordobesa, para apoyar la alianza local entre el PRO y la UCR, que competirá en las elecciones municipales del 7 de septiembre, pero se trató de un gesto político con un significado mucho más profundo: la escenificación de un posible acuerdo nacional con el radicalismo.

El anfitrión del jefe de Gobierno porteño fue el diputado cordobés Oscar Aguad, el candidato a vicepresidente “ideal” para Macri, si de él dependiera elegirlo.

La cúpula del PRO trabaja contra reloj para sellar acuerdos con el radicalismo en las provincias y municipios que tienen votos, más allá de las idas y vueltas de Unen en Capital.

La semana pasada, un importante operador de Macri viajó a Córdoba para cerrar los detalles de la presentación de Marcos Juárez. Entre otros dirigentes del radicalismo cordobés se juntó con el ex gobernador Eduardo Angeloz.

El diálogo fue revelador de la distancia que existe entre la ingeniería de super estructura de los “presidenciables” de Unen y el radicalismo con votos del interior.

“El tema de Unen es que…”, empezó el operador macrista, cuando Angeloz lo cortó en seco: “Unen es un tema de los porteños, acá no existe, acá lo que existe es el radicalismo”.

En la cúpula del PRO quieren que el vice de Macri sea un radical, sino es Aguad porque prefiere pelear la gobernación de Córdoba, podrían aceptar al senador Ernesto Sanz.

Esta decisión tiene impacto en la interna del macrismo porteño, porque Horacio Rodríguez Larreta quiere “ascender” a Gabriela Michetti a la candidatura a vicepresidenta, para que le libera la Ciudad.

Nicolás Caputo como la mayoría del núcleo duro del macrismo preferiría que Larreta sea el sucesor de Macri, pero entienden que si van a pelear la Presidencia en serio la formula no puede ser de dos porteños del PRO.

“Macri tiene que ordenar el tema de Gabriela, si él es el conductor político que conduzca, no podemos cometer otra vez el error de cuando nos rechazó el pase a provincia, que todavía lo estamos pagando”, se sinceró ante LPO un hombre importante del macrismo.

Esperan así que Macri logue convencerla de algún otro destino importante, que no sea ni la vicepresidencia ni la candidatura a jefa de Gobierno. Aunque reconocen que “Gabriela está muy dura en que quiere competir por la Ciudad”.

Palo y zanahoria para el radicalismo

La estrategia del PRO con la UCR combina palo y zanahoria. Los operadores macristas transmitieron a los principales aspirantes a la gobernación por el radicalismo en las diferentes provincias que si no hay un acuerdo nacional, el PRO pondrá sus propios candidatos, lo que naturalmente le haría perder a más de uno a manos del peronismo, en cualquiera de sus variantes.

“Nosotros tenemos un combi o coche bomba, en cada distrito, lo único que tienen que hacer es incorporarla en un esquema que va a pelear el poder. Si se cierran y no nos dan nada, nos presentamos y la detonamos: Esto es, sacamos 15 puntos y pierden la gobernación”, explicó didáctico la fuente consultada por LPO.

Los macristas simplifican el acuerdo con la UCR: “Somos complementarios, ellos la tienen estructura nacional y nosotros los votos”. Y explican que por ejemplo, sólo en la provincia de Buenos Aires podrían pasar de 12 intendentes a 40. Más las chances de ganar las gobernaciones de Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán, entre otras.

En Córdoba, Aguad es uno de los posibles candidatos de la UCR a la gobernación, ya que Ramón Mestre debe hacer un gran esfuerzo sólo para conservar el municipio.

De hecho, Macri y Aguad fueron anoche los principales oradores del acto de proclamación de los candidatos municipales, que encabeza Pedro Dellarossa, del PRO.

Dellarossa lleva la delantera en las encuestas de Marcos Juárez, y podría aprovechar que la histórica alianza entre el vecinalismo y el peronismo, esta vez, no se concretó.

Macri fue claro acerca de la proyección nacional que se pretender dar a la elección marcosjuarense: “Pedro (por Dellarossa) va a ser nuestra primera señal en Córdoba de que las cosas se pueden cambiar, de que pueden mejorar en la provincia y en el país”.

Aguad cumplió con su parte y bajó un discurso aliancista: "Siempre he tenido como un sueño, que el año pasado se vio como renovado en las calles de Buenos Aires cuando la gente salía a marcha y nos atrevimos a ir a las marchas y la gente que nos reconocía, a mí especialmente me decía: che júntense, solucionen los problemas".

"Era como un ruego y como un reproche que uno lo sentía en el centro del pecho", completó con el típico gusto radical por el drama.