La muerte de Grondona abre una feroz interna por el control del fútbol
La AFA enfrenta una sucesión inédita. Los hijos de Grondona y sus hombres de confianza quieren retener el poder. El empuje de los nuevos dirigentes.

En 35 años de reinado absoluto, sólo una vez un dirigente se animó a pelearle la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino a Julio Humberto Grondona. El ex árbitro Teodoro Nitti tuvo la osadía en 1991 y apenas logró un voto. La leyenda dice que ese voto se lo entregó el propio Grondona. Otros creen que fue él mismo.

Sea como fuere, ese solitario voto reveló el alineamiento incondicional del resto de los dirigentes con “Don Julio” durante todo su reinado en la AFA. Una incondicionalidad que también intentó romper Daniel Vila, pero apenas llegó a show televisivo. Otros atisbos de rebeldía terminaron en la puerta de la sede de calle Viamonte.

Grondona murió este mediodía a los 82 años víctima de un aneurisma en la arteria aorta y cumplió la profecía que circulaba hace años en la AFA y que aseguraba que sólo la muerte podía sacarlo de allí.

En realidad, ya había anunciado que en 2015 dejaría el lugar a “los jóvenes” y quienes lo conocían de cerca afirmaban que estaba preparando una salida ordenada. Otros creían que aunque se fuera de la presidencia, seguiría controlando el fútbol dándole el poder a sus hombres más cercanos y ocupando él mismo un cargo honorario.

“Acá el único que sabe tocar los botones de la AFA es Grondona”, reconoció hace poco un dirigente de muchos años en la entidad, avizorando un futuro negro sin el ‘jefe’.

Esa “salida ordenada” incluía una opción que quizás suene sorpresiva. Grondona creía que el fútbol debería quedar en manos de una camada de dirigentes que nunca se caracterizó por integrar su círculo de confianza, aunque tampoco jamás se animó a votarle en contra. Allí, el mandamás anotaba por ejemplo a los presidentes de Lanús y Velez, dos clubes con modelos de gestión exitosos, muy diferentes al resto.

Don Julio había dado una pista al respecto el año pasado, cuando anunció que no iría por otro período en 2015: "Después vendrán los más jóvenes y la nueva camada de dirigentes".

Una sucesión inédita

La muerte de Grondona seguramente dejará trunco ese deseo de darle paso a los nuevos dirigentes, encargados de renovar el aire de la AFA. Ahora la pelota está en manos de quienes lo acompañaron durante los últimos años y que, según sostienen quienes conocen los movimientos de la entidad, no tienen ninguna intención de ceder el poder.

En esa lista se anota como número uno Luis Segura, quien quedó a cargo de la AFA por ser el vicepresidente primero. El presidente de Argentinos Juniors acaba de capear un feroz temporal por el escándalo de la reventa de entradas al Mundial de Brasil. Antes, logró sobrevivir a dos años de crisis en su club que terminaron con un reciente descenso a la segunda categoría. Algunos creen que su amistad con Grondona lo ayudó a conseguir fondos para contratar a Juan Román Riquelme y otras figuras para que su equipo vuelva a primera división. Hasta se menciona que habría conseguido alguna ayuda del Gobierno a través de Fútbol para Todos.

Otro nombre que aparece inevitable pero en segundo orden es el de Juan Carlos Crespi, vicepresidente segundo de la entidad. Dirigente de Boca y con extendida influencia en calle Viamonte, en AFA no creen que pueda conseguir el respaldo de los clubes chicos, que rechazan ser conducidos por representantes xeneizes o de River.

La afinidad de estos dirigentes con Grondona quedó herida tras el último Mundial. El presidente de la AFA quedó molesto con el escándalo de la reventa y se los reprochó duramente, al punto que los obligó a dar explicaciones en público. A Crespi le endilgó también que no haya contenido al técnico Alejandro Sabella, quien ayer confirmó su renuncia.

El dirigente que completó el círculo de confianza de Grondona es Noray Nakis, histórico presidente del club Armenio y ahora vicepresidente de Independiente, donde acompañó la candidatura de Hugo Moyano.

La otra pata del poder de Grondona fueron sus hijos 'Julito' y 'Humbertito'. El primero es presidente de Arsenal, el club que fundó su padre, y el segundo es el técnico de la selección nacional sub 20. 'Julito' integra el Comité Ejecutivo de la AFA y podría aspirar a suceder a su padre, pero posiblemente se inclinaría por apoyar a Segura o al vicepresidente de Arsenal, Miguel Silva.

Silva es el secretario general de la AFA y fue uno de los protegidos de Grondona, que le dio uno de los cargos más importantes de la entidad. Silva podría ser uno de los tapados de la sucesión junto a otro de los preferidos de Don Julio: José Lemme, el presidente de Defensa y Justicia. Otro nombre tapado, bastante más improbable, es el de José Mansur de Godoy Cruz.

En otra categoría aparecen los dirigentes que no eran de extrema confianza de Grondona pero podrían ser incluidos en la renovación que pretendía. El que más cotiza en esa categoría es el de Alejandro Marón, presidente de Lanús.

“Alejandro tiene todas las condiciones para ser mi sucesor: es abogado, y de los buenos, buen dirigente y no es ni de Boca ni de River”, dijo Don Julio hace unos cinco años. Marón era tratado como un hijo por Grondona, que le consiguió un cargo en la FIFA y le aconsejó que volviera a la presidencia Lanús, club que homenajeó al 'jefe' con el nombre de una de las tribunas del estadio. Su principal punto a favor es una gestión más que exitosa, aunque en los “históricos” de la AFA -incluidos los hijos de Grondona- lo miren de reojo.

En la misma categoría entrarían los principales dirigentes de Velez, Miguel Calello y Julio Baldomar, aunque nunca estuvieron ni siquiera cerca de tener la confianza que Grondona tenía en Marón. Muchos menos de quienes ahora tienen la pelota, que los ven como una amenaza.

En una categoría aparte aparece Aníbal Fernández. El senador kirchnerista es presidente de Quilmes y nunca ocultó sus intenciones de ganar en influencia en la AFA, amparado en la protección de la Casa Rosada.

Pero las cosas se han complicado para Aníbal ya que nunca Grondona le abrió demasiado las puertas y encima carga sobre sus hombres con una calamitosa gestión en la Confederación Argentina de Hockey (CAH), donde en poco tiempo destruyó a Las Leonas. Su único empuje podría ser José Luis Meiszner, su aliado en Quilmes e histórica mano derecha de Grondona. Hoy Meiszner está alejado de la mesa chica de decisiones de la AFA y apuesta a un objetivo superior: quedarse con la conducción de la Confederación Sudamericana de Fútbol, donde es secretario general.

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