El ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, sostuvo la semana pasada que el posible escenario de default sería un mal menor, frente al riesgo de cumplir con el fallo del juez Thomas Griesa sin las condiciones que busca imponer el Gobierno.

Pero otros especialistas pusieron sobre la mesa las graves consecuencias de entrar una vez más, después de 10 años, en una nueva cesación de pagos de deuda que podría desencadenar un aceleración de la inflación, agravamiento de la recesión, disparada del blue y corte total de financiamiento a provincias y empresas. Escenario que podría obligar al gobierno a una nueva devaluación.

También existen riesgos en el propio proceso de reestructuración de la deuda. Los mas notorios son la posibilidad de un cross default -estos es que bonistas de bonos no defaulteados se consideren en cesación de pagos- y de "aceleración" de los bonos defaulteados, esto es el derecho a los que sufren el default de exigir el pago d etodo lo adeudado.

De acuerdo al análisis que presenta el abogado Horacio Liendo en Clarín, esta última posibilidad no es tan sencilla de concretar y exige un piso mínimo del 25% de los bonos defaulteados.

“Si antes que venza la cláusula RUFO (el 31 de diciembre próximo), un 25% del capital de los bonos nuevos lo declara, se acelerarán los vencimientos y se producirá el incumplimiento cruzado, siendo toda la deuda reestructurada exigible, retrotrayendo la situación de la deuda al 2005”, advierte Liendo.

No obstante, fuentes del mercado consultadas por LPO relativizaron esa posición, sosteniendo que ese 25 por ciento tiene que ver sólo con los bonos Descount, y que en cambio el Boden 15 y Global 17 tienen otros porcentajes.

De todas formas, si el precio de los bonos cae mucho por un eventual default es posible que todos se junten y pidan una aceleración de los pagos.