El Gobierno hizo todo lo posible para realizar otro papelón en el marco de la negociación con los fondos buitre, que desnudó la improvisación con la que se maneja el equipo de Axel Kicillof pese a que el país está al borde de caer en default.

Daniel Pollack, el mediador dispuesto por el juez Thomas Griesa, anunció esta mañana que debía aplazar la reunión clave con los representantes del Estado argentino porque no pudieron llegar a Nueva York en el horario pactado, a las 10 de la mañana de la ciudad norteamericana.

La reunión entre los funcionarios argentinos y los representantes de los fondos buitre no se hizo porque los argentinos avisaron que no llegaban a tiempo.

Los representantes del Gobierno que debían asistir al encuentro son los secretarios de Finanzas, Pablo López, y de Legales, Federico Thea, ambos del Ministerio de Economía, que partieron anoche desde Buenos Aires en el vuelo de las 23 que agregó el año pasado el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde.

Como ese vuelo llega a las 9.15, minutos antes de la reunión que pautó Pollack, los funcionarios se dieron cuenta que no podrían cruzar Nueva York en menos de dos horas hasta llegar a la torre ubicada en el 245 de Park Avenue donde los esperaba Pollack.

El papelón se consumó porque Cristina Kirchner retuvo a todo el equipo de Kicillof en Casa Rosada hasta las 22 de anoche.

A la presidenta no se le ocurrió enviar a los funcionarios de Kicillof en vuelos de línea mientras Cristina hablaba durante horas con el ministro, que luego podría haber dado las indicaciones pertinentes gracias a la tecnología que permite comunicaciones entre dos personas a miles de kilómetros de distancia, como el correo electrónico o la telefonía celular, a través de mensajes SMS o el chat de Whatsapp. 

Por ejemplo, los funcionarios podrían haber salido en el vuelo que la empresa American Airlines dispone a las 20.30 y de esta manera hubieran llegado a las 6.25, por lo que incluso podrían haber tenido tiempo de desayunar.

El Gobierno tampoco les prestó el Tango 01 a los funcionarios que debían viajar ni contrató un jet privado como el que usara la propia Cristina el año pasado para su gira por Cuba, Venezuela, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Vietnam.

En esa ocasión, Cristina evitó utilizar el avión presidencial por temor a que justamente los fondos buitre lo embargaran como hicieron con la fragata Liberad.

El Gobierno tampoco sacó provecho del control estatal de Aerolíneas, como aquella ocasión en la que agregaron un vuelo para que los dirigentes de La Cámpora viajaran a Uruguay a ver un partido de la selección de fútbol.