El litigio con los fondos buitre volvió a poner a la Argentina contra las cuerdas, al borde de la cesación de pagos, en el caso de que el país incumpla con los holdouts, que ya tienen sentencia firme a su favor en dos instancias.
El ministro de Economía Axel Kicillof hizo trascender la idea de un “default estratégico” con la que estaría coqueteando, mientras avanza en las negociaciones con el mediador designado por el juez Thomas Griesa, Daniel Pollack.
Si se da ese escenario, el impacto de un default sobre la economía se sentiría principalmente por la vía financiera: subiría el riesgo país y el dólar blue, acelerando la inflación todavía más; y se cortarían-o encarecerían- las escasas líneas de crédito que las empresas toman del exterior, complicando la actividad económica y las exportaciones.
Sin embargo, la cesación de pagos tendría un impacto muy escaso sobre el resto de los países de la región. Es que a diferencia del 2001, la Argentina dejó de ocupar un rol trascendente en los mercados.
Una nota publicada hoy en The Wall Street Journal advierte que “Argentina no tiene la capacidad de sacudir a los mercados emergentes de forma amplia”.
“Antes del default de 2001, Argentina representaba más del 20 por ciento del índice de bonos soberanos denominados en dólares EMBI; después de más de una década de estar afuera de los mercados de capitales, sólo representa el 1,32 por ciento", sentencia el periodista Richard Barley.
"Debería haber muy poco efecto contagio -si es que lo hay- a otros tomadores de crédito, incluso en America Latina", reza la nota titulada “Los inversores no deben llorar por la Argentina”, en referencia a la clásica canción que acompaña el musical de Evita protagonizado por Madonna.
En diálogo con LPO, el ex presidente del Banco Central Aldo Pignanelli coincidió en que “no somos un actor relevante”. “La argentina está fuera de todo”, se lamentó el ex funcionario, por lo que no habría que esperar que un eventual default repercuta con dureza sobre el resto de los países de la región, consideró.
Es decir, a pesar de que Kicillof no se cansa de pronosticar grandes catástrofes en el caso de que el gobierno termine en una cesación de pagos por un supuesto efecto arrastre, el default perjudicaría principalmente a la economía local, mientras que sus efectos sobre las naciones emergentes serían despreciables.
De todas formas, Pignanelli desestimó esta última posibilidad e insistió en que el gobierno ya tiene cerrado un acuerdo con los buitres “desde hace 20 días” y que “el juez Griesa va a jugar a favor para que no se gatille la cláusula RUFO”, para evitar que los bonistas que aceptaron los canjes de 2005 y 2010 inicien nuevos juicios contra el país. “Hay que esperar unos días más para que lo anuncien”, adelantó.
Pero el ex titular del BCRA no ahorró críticas contra Kicillof: “otra vez vamos a pagar demás por impericia, como con el Ciadi, el Club de París y Repsol”, vaticinó.
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