La Federación Argentina de trabajadores de Luz y Fuerza será testigo el 2 de octubre un suceso histórico para la historia gremial contemporánea: Los 173 delegados definirán en una elección al sucesor de Oscar Lescano, fallecido en septiembre último.
La pelea será entre la dupla de Julio Ieraci y Rafael Mancuso contra Guillermo Moser, líder de la poderosa delegación de Mercedes.
Lescano controlaba desde 1984 el sindicato de Capital y desde ahí manejaba la Federación nacional a gusto.
La Federación fue clave en el grupo de “Los Gordos”, como se conoce a los gremios grandes de servicios. Durante el kirchnerismo mantuvo un trato directo con Julio de Vido, encargado de sostener el poder adquisitivo en una época de empresas eléctricas subsidiadas.
Tras su fallecimiento la Federación entró una parálisis total: con graves problemas de salud, Julio Ieraci, heredero de Lescano en el sindicato porteño, poco se preocupó en recorrer el país.
“Luz y Fuerza salió de la agenda de Los Gordos, dejó de integrar las comitivas de la CGT oficial que integraba y ni siquiera se expresó durante el conflicto energético de fin de año. Es necesaria una renovación”, señaló a LPO un operador de Moser.
Un dato que refleja esa inacción: La Conferencia Episcopal se reunió la semana pasada en el predio de Luz y Fuerza de Mar del Plata, con presencia de Hugo Moyano, Antonio Caló y otros referentes gremiales. No hubo ni un representante de Luz y Fuerza.
Moser le propuso a Mancuso ir por una renovación, no encontró apoyo y ahora está decidido a juntar congresales para quedarse con el gremio.
Esta posibilidad inquieta al Gobierno que prácticamente no tiene relación con Moser, como reveló Clarín esta semana. La Casa Rosada sigue con enorme preocupación la disputa. Se trata de un gremio que puede cortar el suministro eléctrico en casi todo el país. Tiene jurisdicción en Capital y siete provincias, entre ellas Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
Moser se asume como "peronista" a secas. En una declaración pública dijo: “Hoy vemos un gremio inmovilizado que no tiene el protagonismo que debe tener en el movimiento obrero. Esta realidad va a contramano de nuestro derecho y obligación de ser participes activos en el marco energético. Hoy lamentablemente vamos detrás de las decisiones”.
Confiado, Moser empezó el poroteo y asegura contar con la mayoría de los delegados. El gremio tiene presencia en Rosario, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Concepción del Uruguay, Rio Cuarto, Rafaela, Salta, La Rioja, Santiago del Estero, Olavarría, San Nicolás, Las Flores, Chaco y Formosa, entre otras.
El mandato en juego empieza en diciembre y dura hasta 2018, ya con otro presidente por su tercer año de gestión.
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