La diputada Adela Segarra vivió hoy uno de los momentos más incómodos del kirchnerismo en lo que refiere a entrevistas periodísticas. En diálogo con Marcelo Longobardi por radio Mitre, mantuvo embarazosos silencios sin poder responder de quién era la empresa Ciccone al momento de la estatización que ella misma había aprobado. El papelón fue sólo comparable con la frase "me quiero ir", que el ex ministro de Economía, Hernán Lorenzino, esgrimió casi como pedido de piedad a una desconcertada periodista griega.

Segarra conforma el kirchnerismo más duro desde los años de Néstor Kirchner y hasta es considerada como uno de los pilares del relato con el que el matrimonio presidencial supo construir su poder en la Rosada.

Militante desde los 14, pasó a la clandestinidad y sufrió la desaparición de su novio, familiares y amigos en La Plata. Exiliada en Brasil y en España, regresó para llegar a la administración pública de la mano de los Duhalde.

Luego abrazaría la llegada de Néstor y Cristina al poder y desde el Congreso defendería las ideas del matrimonio con toda su fuerza.  Sin embargo, su poder real en el Congreso es casi nulo.

Sus ideas y acciones en el kirchnerismo siempre generaron revuelos. En 2012 viajó a Barcelona para intentar convencer a Mario Firmenich de regresar a Argentina. La idea era agasajarlo con un acto de reivindicación que instale una vez más la épica setentista. 

Es que la historia de la diputada que hoy presidió la Comisión de Juicio Político encaja perfecto en esa épica. Llegó a La Plata a principios de los '70, para comenzar sus estudios secundarios. Y rápidamente inició su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), la agrupación de base de Montoneros.

En esa militancia conoció a Joaquín Areta, un correntino quien sería su novio durante algunos años. En 1976 juntos pasaron a la clandestinidad, pero dos años más tarde, a 22 años el joven fue desaparecido. Areta es el autor del poema “Quiero que me recuerden”, que Néstor leyó en la Feria del Libro en 2005. Algunas versiones aseguran que fue la propia Segarra quien eligió ese texto y se lo acercó al ex presidente.

Luego de la desaparición de su novio, Segarra logró exiliarse en Brasil junto con su hermana, quien también sufrió la desaparición forzada de su marido, y sus hijos. Más tarde, se trasladaría a España donde conoció a Mario Montoto.

Su nueva pareja era quien manejaba las finanzas de Montoneros, hoy un exitoso empresario de insumos para fuerzas de seguridad. Montoto es el que vendió las famosas cámaras de seguridad del municipio de Tigre y es una persona cercana a Daniel Scioli.

Montoto venía de una relación anterior con María Inés Raverta, con quien tuvo dos hijas. La joven fue víctima del Plan Cóndor y la secuestraron en Lima, Perú, oficiales del Ejército Argentino, que buscaban dar con el ex jefe montonero Roberto Perdía. Nunca apareció. 

Con Raverta, el empresario había tenido dos hijas, una de ellas es María Fernanda Raverta, diputada provincial que reporta a La Cámpora, como reveló en su momento LPO .

Los últimos dos años de la Dictadura, Segarra se instala en La Matanza. Algunas versiones indican que se ubica junto a Montoto a la casa que Firmenich tenía en Isidro Casanova.

Ella crió a sus hijos y los de Montoto. Y aunque la historia con el empresario no terminó en buenos términos -según sostiene el blog Relato del Presente de Perfil-, para los hijos del empresario ella es “la madre del corazón”.

En el Conurbano bonaerense Segarra se aleja del núcleo duro de la militancia setentista para terminar el secundario y avanzar en la licenciatura de Trabajo Social.

Sería junto a Hilda “Chiche” Duhalde con quien emprendería sus primeros pasos en la política democrática. La esposa del líder de Lomas de Zamora le dio un lugar en su proyecto de Las Manzaneras.

En 1991 regresa a Mar del Plata, como directora regional del ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. Y en 2005, ya integrada de lleno en el Movimiento Evita, es electa senadora Provincial hasta 2007 cuando considerada como una kirchnerista pura, el expresidente Néstor Kirchner le pide que se sume a la llamada "Concertación Plural", como candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires.