En los últimos años las empresas, las entidades y hasta las asociaciones de productores comenzaron a plantearse internamente la necesidad de establecer una estrategia comunicacional respecto al uso de los agroquímicos.
Es que en el campo durante muchos años se subestimó la política comunicacional, hasta que en 2008 el interminable conflicto entre el Gobierno nacional y el sector agropecuario obligó a muchos actores a tener que ponerse al frente del debate público.
Hoy, seis años después de esa pelea política, económica y mediática, varias empresas agropecuarias decidieron realizar cuantiosas inversiones para intentar contrarrestar las ofensivas de algunos sectores vinculados al cuidado del medio ambiente.
Sucede que, de alguna manera, las compañías no quieren repetir el caso Monsanto que, por descuidar durante mucho tiempo la comunicación institucional, actualmente experimenta grandes dificultades para revertir la imagen general del público local (sumado a las campañas que enfrenta la empresa).
Así las cosas, superado el debate sobre la importancia de involucrarse o no en el tema, el desafío comunicacional que tiene por delante el sector es claro: ¿Cómo desterrar los mitos urbanos acerca del efecto de los agroquímicos?
Lo cierto es que a esta altura el tema comenzó a traspasar las fronteras internas de las empresas para ubicarse en el centro de la escena en congresos, seminarios, reuniones, charlas, jornadas y distintos eventos que se realizan en el ámbito agropecuario.
En este sentido, un especialista en la cuestión es Hernán Maurette, quien es director de Relaciones Institucionales y Sustentabilidad de Nidera y presidente del Consejo Profesional de Relaciones Públicas de la Argentina (una institución que reúne a más de 500 profesionales).
En diálogo con La Política Online, Maurette contó que “en Nidera, en el marco de nuestras políticas de responsabilidad social, desarrollamos una serie de programas con el objetivo de impactar positivamente en las comunidades donde estamos presentes”.
“Nuestra estrategia comunicacional tiene como base cuatro proyectos: Agricultura Consciente, ¿Qué hay de nuevo en mi suelo?, el desarrollo del portal Agroapasionados y los informes de Responsabilidad Corporativa en el que rendimos cuenta de nuestras acciones”, amplió el director de Nidera.
“La idea en todos los proyectos es acortar la distancia entre el campo y la ciudad, tan nociva en materia de malos entendidos y desencuentros, brindando información de fácil compresión sobre el manejo seguro de fitosanitarios, buenas prácticas agrícolas y temas de seguridad e higiene”, señaló Maurette, y agregó que “hemos capacitado a 54 formadores de opinión para una correcta difusión de las temáticas del campo”.
Más casos
En tanto, la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (MAIZAR), por ejemplo, este año pondrá en primer plano “el desafío de mejorar la comunicación” en su tradicional Congreso anual que se realizará el próximo 2 de julio en el Hotel Four Seassons.
“En esta oportunidad nos propusimos cambiar el ángulo de debate que se viene dando en nuestro país en relación a la biotecnología, los fitosanitarios y las exportaciones de granos”, comentó a LPO Martín Fraguío, director ejecutivo de Maizar.
“Creemos que si realizamos en forma correcta la comunicación de las conclusiones que surjan de este evento, podremos comenzar a visualizar un horizonte claro de valoración y aprecio de las tecnologías y actividades productivas que llevamos a cabo”, añadió Fraguío.
Se trata de una apuesta fuerte e innovadora: para este año Maizar contrató a Mark Lynas, un ex activista de Greenpeace que hoy es líder mundial en la promoción de biotecnologías, además de especialistas de Brasil y Estados Unidos que contarán las estrategias que adoptaron en esos países.
Por su parte, Paula Mirabella, especialista en agroquímicos, opinó que “la gente que no tiene nada que ver con el campo piensa que los agroquímicos son inseguros; por eso el mensaje debe ser la garantía de seguridad cuando el producto se usa con la dosis y las recomendaciones adecuadas”.
“Hay dos tendencias: una bien intencionada que apunta a las buenas prácticas agrícolas que incluye tener conciencia de lo que se tiene que hacer; y otra tendencia que tiene que ver con intereses políticos con una visión desacertada, apocalíptica y de falta de conocimiento”, señaló.
“Hay que diferenciar entre el peligro y el riesgo. El peligro del producto existe, pero lo importante es hablar del riesgo por la exposición. Es como si yo pidiera que no usen lavandina porque hace mal. Hace mal, si se usa mal. Todas estas cosas son riesgosas”, agregó Mirabella.
Pero las políticas comunicacionales del campo no se quedan únicamente en lo vinculado a la producción agrícola, sino que también en el sector cárnico el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) lleva a cabo un ambicioso plan de difusión de actividades.
Una de ellas es, por ejemplo, el proyecto “Carnicerías Saludables” que apunta a mejorar la calidad e inocuidad de los productos cárnicos que consumen los argentinos (en AgroActiva se realizó un curso dictado por profesionales de la Universidad de La Plata).
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