Mariano Recalde desató un nuevo conflicto en Aerolíneas Argentinas, esta vez con un sector de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), un gremio cercano a la conducción y que tiene en sus filas a muchos trabajadores que ingresaron a la empresa de la mano de La Cámpora.

Según confirmaron a LPO desde Aeroparque, este mediodía delegados pertenecientes a ese sindicato se declararon en asamblea y abandonaron sus lugares de trabajo en los mostradores de check-in. La medida se extendería a Ezeiza y también a los siguientes turnos, según comentaron a este medio.

La decisión de los trabajadores estaba provocando algunos inconvenientes debido a que el trabajo de mostrador lo estaban realizando mayormente los supervisores. Fuentes gremiales dijeron este medio que podría haber demoras en el transcurso de la jornada, aunque los retrasos ya se estaban produciendo por el clima.

El motivo de la bronca de los trabajadores es que la empresa les descontó el día del paro nacional del 10 de abril, pese a que el gremio no se plegó a la medida y fue uno de los que salió a criticar a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.

La Asociación del Personal Aeronáutico es conducida por Edgardo Llano, perteneciente a la CTA oficialista. Se trata de uno de los pocos gremios aeronáuticos cercanos a la conducción de Aerolíneas y que en los últimos años se vio favorecido por el ingreso de personal a la empresa, todos vinculados a la cúpula de La Cámpora.

En ese contexto, según explicaron a LPO fuentes del sector aeronáutico, un grupo importante de esos trabajadores habría llegado de la mano de Juan Cabandié, que “metió su gente” durante las últimas campañas electorales.

Ese es el grupo que estalló cuando en sus recibos de sueldo apareció el descuento por la jornada del 10 de abril.

Recalde tomó la decisión de descontarles el día molesto porque les había pedido que vayan igual a trabajar, pese a que de antemano se sabía que no iba a haber vuelos. El presidente de Aerolíneas Argentinas ofreció pagarles remises o la nafta para sus autos particulares, pero nadie le obedeció.

Lo que sostienen los empleados camporistas es que al mismo tiempo que les exigía que fueran a su lugar de trabajo, Recalde salió por los medios a avisarle a los pasajeros que no habría vuelos y recomendando que no vayan a las terminales aéreas. Es decir, no había ningún motivo para que vayan.

Lo cierto es que la bronca con Recalde es cada vez mayor dentro de Aerolíneas por ciertos desmanejos económicos y destrato con los sectores que hasta hace poco lo respaldaban. El caso más paradigmático es el de esos empleados, pero también hay gerentes molestos por un pedido del titular de la empresa para que recorten gastos.