Ambos lograron surfear la década kirchnerista, manteniéndose en el poder, pero sin verse arrastrado por sus pulsiones más destructivas. Con eje en la gestión y un discurso –para los parámetros kirchneristas- moderado, Florencio Randazzo y Juan Manuel Urtubey, llegan al fin de ciclo con las expectativas intactas.

No parece casual que ambos, hayan sido los únicos presidenciales del oficialismo que eligieron faltar al encuentro que el núcleo duro de la Casa Rosada organizó el domingo pasado en el Mercado central y que tuvo a Carlos Zannini como maestro de ceremonias.

La especulación de una fórmula compartida, como síntesis del kirchnerismo racional, se disparó luego que ambos posaran para los fotógrafos sobre una locomotora.

Es que como reveló LPO en su momento, la verdadera recuperación de buena parte del sistema ferroviario nacional que empezará a verse desde ahora hasta mediados del año próximo, es la carta fuerte que piensa jugar el ministro del Interior y Transporte, para colarse en el sprint final en la pelea por la candidatura presidencial.

Carta que no sólo le permite soldificar los vínculos que ya tiene con poderosos intedentes del Conurbano, sino también con gobernadores del interior, que conocen el profundo impacto emotivo que tiene en sus electorados la recuperación del tren, imagen casi perfecta de una Argentina más feliz.

Por eso, hoy Randazzo prometió en Salta la reactivación de los históricos talleres M.M. de Güemes, con apenas una modesta inversión de 10 millones de pesos. Anunció además que en los próximos días licitará obras para mejorar un tramo local del ferrocarril Belgrano Cargas, vieja promesa incumplida del kirchnerismo, que ahora el ministro pretende revertir.