Gabriela Alegre culpó a la jefa de bloque PRO, Carmen Polledo, por el insulto proferido durante la sesión de ayer a los empleados del Instituto Espacio para la Memoria (IEM).

LPO publicó ayer que Alegre no sólo no pudo reunir los votos de su bancada para aprobar una ley que pidió Cristina, sino que no se dio cuenta de que tenía el micrófono abierto cuando dijo “Mirá cómo aplauden estos pelotudos”.

Este medio explicó que Alegre hacía referencia a los empleados del IEM que fueron a la Legislatura para impedir la aprobación de una ley que disolvería el instituto y traspasaría la administración de la ex Esma al Gobierno nacional.

Pese a que la nota de LPO fue publicada ayer, Alegre salió recién hoy a desmentirla. Fuentes legislativas aseguraron a este medio que la legisladora K dedicó la tarde de ayer a encontrar al culpable de la filtración del video e incluso en el bloque sospechan de diputados del propio interbloque K que ayer no estaban en sus bancas al momento de conseguir los 40 votos para aprobar el traspaso de la ex Esma.

La desmentida de Alegre fue insólita: "La que les dijo eso fue la titular del bloque del PRO Carmen Polledo cuando ya se había levantado la sesión y ella hoy lo admitió ante todos los diputados de la comisión de Presupuesto y Hacienda", afirmó hoy Alegre en diálogo con la agencia oficial Télam.

El cable de Télam agrega que “También testigos de la comisión de Presupuesto y Hacienda confirmaron a que Polledo pidió perdón por esas palabras y reconoció que la prensa se las endilgó a Alegre, pero que fue ella”.

Aunque fuentes que estuvieron en la comisión señalaron a este medio que Polledo se limitó a decir “Un exabrupto lo tiene cualquiera”, entre risas.

Según esta explicación, Polledo habría insultado sin motivo a los manifestantes que se encontraban del lado opuesto del recinto en una guerra de gritos con Alegre y sus asesores, con quien arrastran un largo enfrentamiento, a la que tildaban de "traidora".  

Por otro lado, la versión de Alegre se contradice de plano con la que dio anoche el legislador del MST, Alejandro Bodart, que se sienta a centímetros de la jefa de bloque K.

"Esta noche pude hablar con la diputada Gabriela Alegre que me expresó que en ningún quiso referirse despectivamente a los trabajadores del IEM sino que sus fuertes palabras se dirigían a los bloques opositores al traspaso”, aseguró Bodart. De acuerdo a ese relato del legislador de izquierda, para Alegre no está tan mal decirle “pelotudo” a un legislador.

El asado

Poco antes del final de la sesión de ayer, Alegre tuvo un exabrupto aún mayor. Cuando los empleados del IEM le gritaron "¡Andá a hacer asados a la Esma!", en referencia a los banquetes que organizó el kirchnerismo un par de veces en el ex centro clandestino de detención, Alegre respondió: “El asado lo hacemos la semana que viene”. Esto lo relató nada menos que el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que se encontraba en el recinto.

Al parecer Alegre se quedó conforme con culpar a la diputada Polledo pues eso entiende que taparía su desafortunado "chiste" sobre "el asado en la Esma”, que fue repudiado nada menos que por un Nobel de la Paz. "Recordemos que los militares de la dictadura llamaban ‘asaditos’ a la quema de cuerpos en la ESMA”, aseguró Pérez Esquivel.

Como sea, Alegre atacó a LPO por otros medios y recién después se comunicó con este portal a través de voceros, que aseguraron que la palabra “pelotudos” provino de la boca de Polledo pero no quisieron referirse al asadito en la Esma.

Esta mañana, la jefa de bloque K dijo en Radio Rivadavia que “La Política Online se dedica a hacer operaciones de prensa”. Lo hizo en el programa de la periodista Nancy Pazos, que con difuso sentido de la camaradería dijo que LPO “hace unas trapisondas importantes”.

“Fijate vos que le crees a un político y no a un colega, qué grave”, la reprocharon a Nancy  sus propios compañeros de radio. 

Nancy Pazos es además la ex esposa del ex ministro macrista de Espacio Público, Diego Santilli, que tuvo que dejar el cargo entre otras cosas, por el desproporcionado rol que la periodista había tomado en su gestión, donde sin ningún cargo oficial decidía políticas y contrataciones y daba ordenes a funcionarios, entre otras irregularidades que terminaron hartando al propio Macri.