Gustavo Vera rompió todos los esquemas de oposición con los que se había acostumbrado a tratar el PRO, que por estas horas debate cuál es la mejor estrategia para contener al legislador que encabezó la boleta del frente Unen.

A Vera no le tiembla el pulso para hacer denuncias de todo tipo a través de su fundación La Alameda, tanto contra el Gobierno nacional como el de Mauricio Macri: denunció hasta a la esposa del jefe de gobierno, Juliana Awada.

Incluso ha hecho denuncias que salpicaron a referentes del Unen y admitió a LPO que sólo acata órdenes de Roma, en referencia a su amigo, el Papa Francisco.

En las últimas semanas, Vera se cruzó fuerte con un legislador del PRO a la salida de un programa de TV. El suceso motivó cruces dentro del propio bloque macrista, que está dividido en cuanto al plan para manejarse con Vera.

Un grupo de legisladores del PRO, encabezados por la jefa de la bancada, Carmen Polledo, sugieren que a Vera hay que aislarlo del sistema y no contar con él para ningún tipo de acuerdo parlamentario.

Pero estos legisladores chocaron contra un compañero de bloque: el vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, que proviene del peronismo y propone que hay que hacer lo contrario.

Ritondo propone contener a Vera integrándolo al circuito de la Legislatura y la semana pasada realizó dos maniobras en ese sentido.

En primer lugar, accedió a un pedido de Vera y permitió la creación de una Comisión Especial contra la Trata, una de las banderas de La Alameda.

De manera simultánea, Ritondo presentó un proyecto para aumentar la cantidad de legisladores de la comisión de Presupuesto. Con el proyecto, que fue aprobado en la última sesión, Presupuesto pasó a tener 23 miembros, en vez de los 21 que tenía históricamente.

En el bloque macrista no tenían la certeza del cambio hasta que se enteraron de quién se quedaría con uno de los nuevos lugares. Vera ocupará una silla en Presupuesto mientras que el otro lugar quedó para la legisladora más cercana al jefe de gabinete, Gabriela Seijo, que de esta manera fue compensada luego de que Polledo le negara la presidencia de la comisión de Ambiente, que quedó en manos de María Eugenia Estenssoro.