La glotonería suele ser mala consejera. El juez federal Sergio Torres no tuvo mejor idea que ir a cenar al restaurant Marcelo de la avenida Callao y Quintana, junto al abogado Marcelo Open, defensor de Daniel Pasarella en la causa por la reventa de entradas de River. Las cuerdas de guitarra a la putanesca bien valen el riesgo habrá pensado el magistrado.

Pero como era previsible el encuentro fue visto por miradas indiscretas, muy involucradas en la interna de River. Y la cena vino a aportar elementos a una sospecha que corre en el club millonario: Que el juez Torres tendría influencia en el fuero de Instrucción en lo Criminal de la Ciudad, que investiga el escándalo de la reventa de entradas de River que golpea a Daniel Pasarella y a la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, pero también a la Policía Metropolitana de Mauricio Macri.

La causa que tramita ante el juzgado número 10 y que lleva adelante la fiscal Cristina Camaño preocupa sobre todo a la Casa Rosada que presionó d emanera brutal para desplazar al fiscal José María Campagnoli, que investigaba las conexiones de la barra de River con el Gobierno y el empresario Lázaro Báez, como reveló una reciente escucha que involucra al hermano de la ministra Rodríguez.

El juez Torres, que recientemente fue declarado “ciudadano ilustre” por la Legislatura porteña, tiene vínculos hasta familiares con Open. Su mujer, la abogada Karina Diguez es socia del estudio de este mediático abogado.