La disposición A-5536 que emitió ayer Juan Carlos Fábrega logró que el dólar oficial se desplomara hoy a $7,91, lo que le dio un respiro a la lucha diaria del Banco Central por contener el valor del peso.

La nueva regulación disminuyó la cantidad de activos dolarizados que los bancos pueden tener en su posesión, por lo quelas que entidades financieras tendrán que deshacerse de dólares y títulos y futuros en moneda extranjera a lo largo de los próximos cuatro meses.

Según averiguó LPO, la nueva medida de Fábrega obligará a los bancos a reducir el porcentaje de sus activos en dólares del 60 al 30 por ciento de sus activos totales. Es decir, deberán vender la mitad de sus bienes dolarizados, lo que generará una oferta de entre 4000 y 5000 millones de dólares en el mercado en el transcurso de los meses que vienen.

Se trata de una clara estrategia del Banco Central para darle aire a la situación de las reservas hasta que el campo comience a liquidar la cosecha retenida y el gobierno se haga de los agrodólares que ingresan en concepto de retenciones.

Pero el plan de Fábrega tiene un punto débil: de los aproximadamente 4500 millones que los bancos deberán volcar al mercado, apenas 500 millones de ellos son dólares líquidos. Del restante, aproximadamente 2000 millones serían títulos nominados en dólares y otros 2000 millones, futuros dolarizados.

Por eso, el impacto real y directo sobre las reservas del Central sería acotado. El mayor efecto se sentirá en el dólar contado con liqui (que se consigue a través de la compraventa de bonos en dóalres) y los futuros, que sólo en la cotización de hoy llegaron a caer entre 35 y 55 centavos.

De todos modos, la medida tomada desde el BCRA probablemente alcanzará para oxigenar la situación financiera: así se demostró con la reacción del día de hoy en el dólar oficial, que cayó a $7,91. Fábrega espera que el aumento de la oferta de dólares desacelere el ritmo de fuga, que alcanzó un pico de casi 3000 millones en enero.

Palo y zanahoria

Si bien la disposición es una bocanada de aire fresco para el Central, también es un duro golpe para los bancos, que habían comenzado a acostumbrarse a las “zanahorias” luego de años de “palos”.

Luego de la suba de las tasas de interés, que fue muy bien recibida en el sector, se esperaba una continuación de medidas favorables al sector por parte de Fábrega. Pero la nueva medida obligará a los bancos a rematar la mitad de sus activos a precios de remate, ya que la sobreoferta de dólares y otros instrumentos financieros seguramente causará un desplome en su precio.