En la inauguración de la nueva planta de YPF en Ensenada, Cristina Kirchner acusó con nombre y apellido al periodista de Clarín Marcelo Bonelli de recibir de Repsol “240.000 pesos por año en concepto de servicios que no sabemos si son periodísticos”. Dijo que ese dinero lo cobró en los últimos cuatros, a través de "su mujer y un socio", hasta que el Gobierno tomó el control de la firma.
Reveló esa información para intentar "desnudar" las operaciones mediáticas que, según dijo, hubo en torno a los rumores de renuncia de Miguel Galuccio. En ese marco, reclamó una Ley de Ética Pública para periodistas, por integrar el "cuarto poder".
"Son el cuarto poder y también manejan la información pública, deben tener la misma obligación que tenemos quienes manejamos los recursos públicos", dijo.
Minutos más tarde, al finalizar el acto, hablaría con uno de los cronistas de CQC, a quien le explicó que ella no redactará ningún proyecto de ley en ese sentido, sino que espera que sean los propios periodistas los que lo elaboren.
"No pienso mover ni medio centímetro de pluma para redactar ni una letra de ese proyecto porque van a decir que estoy tratando de amordazar o amedrentar a la prensa y jamás hubo la libertad de prensa que hay desde 2003", le dijo a notero de Caiga Quien Caiga.
En una nota publicada por el diario Clarín, Marcelo Bonelli hizo su descargo. "No es la primera vez que la Presidenta utiliza un espacio público de todos, como es la cadena nacional, para escrachar a gente que no está de acuerdo con el discurso único del oficialismo. Ya lo hizo con políticos, con empresarios inmobiliarios y con su blanco preferido, como son los periodistas", escribió.
Según Bonelli, Cristina Kirchner lo quiso "amedrentar, meter miedo, para que no publiquemos los hechos tal como son sino como quiere el oficialismo". Afirmó que todos sus ingresos están en blanco y "han sido declarados ante la AFIP todo estos años".
"También los de mi esposa, quien realizó tareas en YPF a fines del 2007 desarrollando su profesión de profesora nacional de inglés. Para la Presidenta eso, trabajar, es un delito. La intención es sembrar dudas, desacreditar, tratar de desvirtuar una información certera, tratando de sembrar el desprestigio", concluyó Bonelli.