Si todavía queda alguien en la Argentina que confié en las declaraciones del ministro Amado Boudou prometiendo una pronta normalización del Indec, tal vez debería relativizar sus expectativas de cambio. Es que el kirchnerismo, lejos de revisar su compulsión por adulterar las estadísticas oficiales, la está agravando.

Esta idea simple de intervenir los índices, cuando la intervención sobre la economía fracasa, se empieza a extender en el mundo agropecuario. Fuentes del sector confirmaron a La Politica Online que directivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires recibieron órdenes del máximo nivel político para que sobreestimen el área de siembra de trigo (pedido que intenta ocultar que este año será la más baja de la historia argentina).

La entidad porteña –dotada hasta ahora de un gran prestigio- publica todos los miércoles un panorama agrícola en el que da a conocer datos acerca de la evolución de los distintos cultivos (trigo, maíz, soja, girasol y sorgo). El problema es que estos informes revelan el desastre que viene sufriendo la siembra de trigo.

“A los funcionarios kirchneristas no se les ocurrió mejor idea que llamar a la Bolsa y pedirles amablemente que agranden el número final de siembra. Tienen un gran temor de que se confirme que estamos a punto de comenzar a importar el producto”, confirmó a este medio una fuente de esa institución.

El último informe de la Bolsa de Cereales revela que en la Argentina apenas se lleva sembrado 2,48 millones de hectáreas de trigo, sobre un total proyectado en 2,75 millones. “Habrá que esperar que finalice la siembra para ver realmente cuánto se sembró”, agregó la fuente.

Caso Carballo

Las presiones del Gobierno con las entidades técnicas del agro no se quedaron ahí. Meses atrás se le inició un sumario administrativo a la especialista en agrometeorología, Stella Carballo, quien se desempeña en el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.

El “error” que cometió Carballo fue publicar sin aprobación de las autoridades políticas de turno un informe que mencionaba la gravedad de la sequía en las principales regiones productivas del país. Esto fue considerado como un hecho muy grave por los jefes del INTA, y la represalia hacia Carballo no se hizo esperar.

“El informe estaba muy bien preparado y contaba con fotografías que demostraban la gravísima situación que atravesaba el campo por la sequía”, señaló a LPO una fuente del INTA, que prefirió no ser identificada.

“El problema era que justo en ese momento se estaba discutiendo la sanción de la Ley de Emergencia Agropecuaria –que el Gobierno se negaba a sancionar- y el informe que mostraba la dura realidad provenía justamente de un organismo oficial; entonces el Ejecutivo no iba a poder mirar para otro lado”, indicó la fuente.

Por el momento Carballo continúa ejerciendo su tarea en el INTA Castelar, aunque con la advertencia de que ante un eventual nuevo “error” podría ser sujeta a sanciones aún más duras.