El Lava Jato argentino podría traer consecuencias muy adversas para la economía local ante el riesgo de que caigan las obras más importantes que está llevando a cabo el gobierno de Macri, afectando en su conjunto a toda la actividad de la construcción.

De hecho, esta industria supo ser la estrella de la administración Cambiemos mostrando las tasas de crecimiento más importantes de todos los sectores. Durante 2017 alcanzó niveles récord con algunos meses de subas mayores al 20% y fue fundamental para el triunfo electoral de octubre.

Luego de un fuerte ajuste en 2016 que se tradujo en recesión, Macri percibió rápidamente que se trataba de un sector con gran impacto social y para el año siguiente asignó $185.080 millones a la obra pública, creando alrededor de 50.000 nuevos empleos registrados.

Sin embargo, la delicada situación económica y la decisión de no tocar el gasto social, podaron por completo las expectativas de inversión pública en la materia, depositando todas las esperanzas en los proyectos de participación público privada (PPP).

El Lava Jato de Bonadio también impactó en las obras más grandes de Macri

Como resultado, el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) acaba de registrar una baja del 0,9% en junio respecto al mes anterior, acumulando 5 meses consecutivos de caída.

"Los casos más preocupantes se dan en la Provincia de Buenos Aires. Está pasando lo mismo que en la época de Scioli, cuando el Estado estaba atrasado un año en los pagos de certificados de obra", aseguró el analista de mercados Francisco Uriburu.

Pero al parate ya existente, el escándalo por coimas durante el kirchnerismo que está investigando el juez Claudio Bonadío, no haría más que profundizarlo aún más. Sucede que en la causa están implicados varios de los empresarios más importantes del sector, que están llevando a cabo las obras de mayor envergadura.

Entre ellas se encuentra el "sistema Riachuelo" -la red cloacal que pretende llevar a más de 5 millones de personas entre el Conurbano y la Ciudad-, el soterramiento del tren Sarmiento, las represas hidroeléctricas Cóndor Cliff y La Barrancosa que se construyen en el río Santa Cruz, la red de gasoductos de la provincia de Córdoba y la extensión de la vida útil de la Central Nuclear Embalse, entre otras.

Preocupación por cómo impacta la causa de coimas en la financiación de los PPP

Dichas obras fueron adjudicadas a algunos de los implicados como el consorcio Ghella-Iecsa, la empresa del ex presidente de la Cámara de la Construcción Carlos Wagner, la constructora creada por Cristóbal López o la gigante Electroingeniería, propiedad de Gerardo Ferreyra.

"Hoy no se puede proyectar nada porque todavía no está claro hasta dónde llegará la investigación, a quiénes afectara y de qué manera", afirman desde una de las empresas del sector dónde reina la incertidumbre dado que este miércoles allanaron a las 30 empresas más destacadas.

Es por eso que muchos recuerdan el caso de Brasil, donde el famoso Lava Jato fue uno de los responsables de la mayor recesión de la historia en la economía de nuestro principal socio comercial, que en 2015 se desplomó un 3,8% y en 2016 cayó otro 3,6%.

De acuerdo a las consultoras GO Associados y Tendencias, el impacto del Lava Jato en la recesión brasileña fue de 2,5 puntos porcentuales por año. En otras palabras, de no haber sido por esta mega causa, la economía hubiera caído solamente un punto del PBI en estos dos años.

Esta influencia radica en que se paralizaron sectores que tienen un peso muy grande en las inversiones totales de la economía. Solamente las inversiones de Petrobras representaban antes de la recesión un 2% del PBI brasileño de acuerdo a la consultora Tendencias, que al incluir el resto de las empresas involucradas en el escándalo, llega a la impactante cifra del 5% del PBI, en un país en el que los niveles de inversión suelen ubicarse entre el 17% y el 20%.

Si se considera que sólo Petrobras redujo en un 30% su plan de inversiones entre 2015 y 2019 se puede tomar dimensión del efecto conjunto de todas las empresas involucradas que afectan indirectamente a miles de proveedores.

En términos de empleo, durante esta crisis Brasil perdió más de 3 millones de puestos de trabajo, con responsabilidad directa de algunas de las empresas que estaban envueltas en casos de corrupción como OAS, que pasaron de tener 120 mil empleados a sólo 30 mil, o la firma Engevix que redujo su planta laboral en un 80%.

Recién durante el segundo trimestre de este año, el desempleo pudo bajar de 13,1% a 12,4%. Aunque esta supuesta mejora oculta que el fuerte aumento en la población en edad laboral que dejó de buscar trabajo, lo que ayudó a la baja de la tasa. En total son 65,6 millones de personas, el número más alto de la serie histórica iniciada en 2012 por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

Si bien en 2017 el país vecino salió de la recesión al crecer un tímido 1%, el primer trimestre del 2018 volvió a marcar una caída del 0,13%. Sucede que la industria de la construcción nunca se recuperó del cimbronazo y aún en 2017 continuó cayendo. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, durante los primeros tres meses del 2018 tuvo una retracción del 2,2%.

"Es muy difícil poner en la balanza lo bueno y lo malo que trajo el Lava Jato en Brasil. Por un lado hubo una cantidad de pérdidas muy importantes como en Petrobras dónde la acción pasó de valer 40 dólares a 12, con picos de caída dónde llegó a estar a 3 dólares la acción. Pero también hubo una depuración de la clase política y de la forma de hacer negocios en Brasil que hoy está ordenando la economía, con nula inflación y el menor déficit fiscal para un semestre en muchísimos años", reflexionó Francisco Uriburu.

En Argentina, la Ley de Presupuesto 2018 asignó un total de $202.392 millones a obras públicas que representa alrededor del 2,5% del producto bruto interno (PBI). No obstante, ni el propio Gobierno sigue defendiendo los números de ese presupuesto que, por ejemplo, proyectaba un crecimiento del PBI del 3,5% y una inflación del 15%.