Después de arrasar en las elecciones de este domingo, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, buscó tranquilizar a los mercados en un discurso de festejo en el que prometió disciplina fiscal y respetar la autonomÃa del Banco Central.
En su primera aparición como presidente electo, el tabasqueño se centró en despejar dudas sobre un gobierno populista o chavista, como alertaron sus rivales durante toda la campaña. "El nuevo proyecto de nación buscará una auténtica democracia. No apostamos a construir una dictadura abierta o encubierta", afirmó.
"Los cambios serán profundos, pero con apego al orden legal establecido", aseguró el tabasqueño desde el hotel Hilton de la capital mexicana.
Luego, AMLO le habló directamente al mercado: reiteró que respetará la autonomÃa del Banco de México y mantendrá disciplina financiera y fiscal. También se comprometió a reconocer los compromisos contraÃdos con empresas y bancos nacionales e internacionales. Aunque ratificó su idea de revisar los contratos de la reforma energética.
Más tarde, López Obrador brindó un discurso ante miles de seguidores en El Zócalo, donde prometió una transición ordenada "para que se mantenga la estabilidad económica y financiera" del paÃs. Además, confirmó a Carlos Urzúa y Alfonso Romo para el equipo de transición en materia económica. Se trata de dos personas consideradas "amigables" y de confianza para el mercado.
Como ya explicó LPO, para muchos analistas económicos el triunfo del tabasqueño ya estaba descontado en los escenarios de riesgo de los inversionistas, pero se esperaba con ansiedad la conformación del Congreso. Este es clave para los mercados financieros, pues muchos fondos de inversión y empresarios esperan un contrapeso democrático, acaso una garantÃa de que habrá decisiones negociadas. AMLO quedaba al borde de la mayorÃa.
La primera reacción del mercado ante el triunfo de la izquierda fue positiva. Apenas confirmada la victoria de AMLO, el peso mexicano tomó fuerza frente al dólar y alcanzó niveles no vistos desde abril.
La luna de miel de AMLO con los empresarios habÃa quedado clara en los últimos dÃas de la campaña, cuando el magnate Carlos Slim advirtió que un derrota del favorito en las encuestas serÃa un factor de inestabilidad social y económica.
De todos modos, el temor persiste en el mundo empresario. Es el caso del Grupo México, empresa de Germán Larrea un furioso opositor a AMLO, que viene siendo golpeado en el Bolsa y ahora temen una represalia del nuevo gobierno, que podrÃa ser la reactivación de una investigación antimonopólica.
A principios del pasado, López Obrador mantuvo una reunión de casi tres horas con un grupo importante de empresarios que le reprochó calificativos como el de "minorÃa rapaz" que utiliza el tabasqueño. Pero le prometieron no retirara sus inversiones. AMLO, a su vez, les aseguró que no los perseguirá ni les cancelará contratos.
Uno de los grandes ausentes en esa reunión fue José Antonio Fernández, presidente del imperio Femsa con presencia preponderante en el negocio de bebidas, comercial, farmacéutico y de gasolina. "El Diablo", como lo conocen, habÃa enviando, dÃas antes, un mensaje a sus empleados alertando de los "efectos catastróficos" que han provocado los lÃderes populistas en el pasado.
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