Tras más de un año de espera, este lunes Donald Trump finalmente presentó su célebre plan de infraestructura por 1.5 millones de millones de dólares, sin embargo, según el presidente, el gobierno federal sólo aportaría 200 mil millones, con la esperanza de que estados y gobiernos locales consigan el resto, ya sea mediante sus presupuestos o a través de la inversión privada.

El plan de una década se concentra alrededor de la desregulación para atraer inversión privada y acelerar los procesos de construcción. Legisladores demócratas ya sonaron las alarmas por las consecuencias negativas que puede tener para los contribuyentes. El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que el plan provocaría que los gobiernos locales habilitaran más caminos de cobro en búsqueda de inversión privada.

Horas después, Trump presentó su propuesta de presupuesto para este año, que incluye 18 mil millones de dólares para el muro en la frontera con México. Las propuestas presidenciales de presupuesto son consideradas más como la lista de prioridades de la administración que como propuestas con chances de pasar tal como están el proceso legislativo, ni siquiera cuando el mismo partido controla ambas cámaras y la Casa Blanca.

El presupuesto de Trump propone recortar 3 trillones del déficit en los próximos diez años, sin embargo, no presenta un plan claro para lograr tan ambicioso objetivo, salvo la mención de algunas medidas efectistas como la venta del aeropuerto Dulles de Washington DC o la histórica sede del FBI. Por el contrario, hace dos semanas se supo que el Departamento del Tesoro incrementaría en 1.5 trillones la deuda pública tan solo este año, debido a los recortes fiscales multimillonarios que los republicanos en el Congreso aprobaron en diciembre.

Los demócratas alertaron que el plan de Trump da vía libre a los estados para que impongan peajes para conseguir que la inversión privada haga las rutas: "Los millonarios se beneficiarán de la clase media", sostuvo el senador Chuck Schumer.

Como sea, dentro del proyecto de presupuesto ya aparecen contemplados los 200 mil millones que Trump quiere destinar para el plan de infraestructura. La semana pasada los legisladores de ambos partidos alcanzaron un acuerdo que incrementaría el presupuesto por $300 mil millones de dólares, complaciendo las demandas de más fondos para las fuerzas armadas.

"Los fondos de inversión y los inversionistas ricos van a querer proyectos que generen ganancias cobrando a los norteamericanos de clase media miles de dólares al año", afirmó Schumer en un texto la semana pasada. "Los caminos, puentes y túneles de nuestra nación se convertirían en herramientas para que los millonarios se beneficien de la clase media, en lugar de ser los bienes creadores de empleos que deberían de ser", agregó.

Los demócratas, históricos defensores de la obra pública como medio de generar empleos, proponían un plan más agresivo en el que el gobierno federal invirtiera de manera directa un trillón de dólares.

De acuerdo con un alto funcionario de la Casa Blanca, lo que la administración quiere con el plan de infraestructura es que los gobiernos locales tengan "tanto en el juego" como el gobierno federal. Es decir, que no dependan tanto de los fondos federales. De hecho, la administración ya advirtió a Nueva Jersey que no van a cubrir la mitad de los 13 mil millones de dólares que costará un proyecto ferroviario en el estado, a pesar de que fue aprobado por el gobierno de Barack Obama.

"El plan de mi administración aborda más que la infraestructura tradicional, como caminos, puentes, y aeropuertos", aseguró Trump.

El Partido Demócrata emitió un comunicado donde condena la estrategia del presidente. "El plan de Trump es sólo otro regalo para las corporaciones y los desarrolladores millonarios con costo para los trabajadores norteamericanos, y no aborda algunas de las necesidades más urgentes en la infraestructura de nuestro país".