La jugada del siempre cuestionado intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, de anunciar que competirá por un segundo mandato aún si tiene que enfrentarse a Cambiemos agitó al oficialismo en esa ciudad.

Ahora es la radical Vima Baragiola quien salió a anunciar que será candidata el próximo año para suceder a Arroyo. La concejal -que encabezó la lista el año pasado- sostuvo que lo ideal sería que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal vayan por la reelección. Y se preocupó en afirmar que "voy a ser candidata en 2019".

La salida -previsible- de Baragiola al ruedo complica aún más la estrategia del gobierno de María Eugenia Vidal que estaba posicionando al diputado Guillermo Montenegro. LPO explicó que que el problema en la jugada del gobierno era que no todo Cambiemos estaba cohesionado detrás de la candidatura del ex embajador de Uruguay.

El problema para los operadores de la Gobernadora es que la instalación de Montonegro como candidato de Vidal adelantó una pelea hacia el interior del oficialismo que recién se debería haber dado el año próximo.

El escenario es complicado además por la cantidad de referentes del gobierno que operan en Mar del Plata. Se sabe que Federico Salvai y Manuel Mosca siguen de cerca todo lo que sucede en la segunda ciudad más populosa de la provincia después de La Matanza. El senador y ex conductor de televisión, Franco Bagnato, está interesado en ser suceder a Arroyo. En tanto, el ministro de Gobierno, Joaquín De la Torre, tiene sus referentes. Lo propio hace Emilio Monzó y por supuesto el radicalismo que tiene por un lado a Baragiola y por otro al jefe de los diputados de Cambiemos en la provincia, Maximiliano Abad.

La llegada del verano y la fuerte apuesta de Vidal de potenciar Mar del Plata como el destino principal de los bonaerenses entusiasmo a los operadores de la Gobernadora a lanzar al ruedo a Montenegro. Se sabe que el diputado ya fijó su domicilio en esa ciudad.

Guillermo Montenegro al ingresar al paseo Aldrey (Gentileza diario La Capital)

Gentileza diario La Capital

Pero a fines de enero, Arroyo complicó la estrategia del gobierno anunciando que será candidato aún por fuera de Cambiemos. Se sabe que el alcalde tiene una buena carta: en caso que el gobierno decida prescindir de él, puede ir con su propio partido vecinalista, el mismo que utilizó varias veces para ser concejal y con el que se ganó el respeto de los marplatenses.

"Yo sigo viviendo en la misma casa, tengo el mismo auto, uso las mismas pilchas, hago los mandados", dijo Arroyo el día de lanzar su anuncio y apelando a frases que coinciden con la auteridad que proclama Vidal.

Para un sector de la sociedad, sus frases son un límite. Al punto que la Gobernadora había cedido a mostrarse junto al intendente en el lanzamiento de la temporada de verano, pero horas antes Arroyo aseguró que había que "mandar a alguna chica bonita a los empresarios para convencerlos de que inviertan Mar del Plata". Eso enfureció a Vidal y lo vetó de la foto oficial.

Sin embargo, algunas batallas de Arroyo tienen buena recepción en la sociedad de Mar del Plata. Por caso, su enfrentamiento con el todopoderoso Aldrey Iglesias.

Por el contrario, todos los candidatos de Cambiemos apuestan por una fuerte alianza con el empresario amigo de Daniel Scioli y dueño del diario La Capital.

Incluso el propio Montenegro -casi como un paso obligado para su candidatura- visitó esta semana el Paseo Aldrey, un enorme centro comercial ubicado en el predio que ocupaba la antigua Terminal de Ómnibus, propiedad del empresario.

Allí, Montenegro elogió la obra de Iglesias y aseguró que sigue "preocupado y ocupado" los acontecimientos de la política de Mar del Plata al tiempo que manifestó la necesidad de hacer "algunos replanteos" para crear empleo.