Mauricio Macri ya no oculta su malestar con el ejército: sin mayores explicaciones, no envió el clásico listado de ascensos militares de fin de año y dejó a decenas de miembros de las fuerzas armadas sin conocer su destino.

Son pliegos que se tratan históricamente en la última sesión del año del Senado, para facilitar los traslados del personal ascendido. Muchos deben mudar a sus familias.

Hubo sesiones recordadas como los últimos dos ascensos del ahora detenido César Milani, en reuniones prenavideñas de 2010 y 2013, cuando el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) había advertido sus antecedentes en delitos de lesa humanidad. 

El organismo presidido por Horacio Verbitsky sigue chequeando los pliegos militares cada vez que llegan al Senado para inspeccionar su prontuario. Su pronunciamiento no es vinculante, pero sirve para hacer ruido. 

Siempre atentos a las tradiciones, Federico Pinedo y Miguel Pichetto apuraron la conformación de la comisión de Acuerdos en diciembre, pero como el ministro de Defensa Oscar Aguad no envió los los ascensos, nunca se reunió para constituirse formalmente. 

Los ascensos de las fuerzas armadas son un clásico de fin de año, para definir el destino de residencia de los militares. En el Senado lo esperaron pero Oscar Aguad nunca lo envió. Y nadie sabe cuándo llegarán. 

El ninguneo de Macri a un trámite tan habitual como trascendente confirma su malestar con las fuerzas armadas tras la desaparición del submarino Ara San Juan.

Su primera reacción fue echar al ex jefe de la armada, Marcelo Srur, un castigo por no haber detenido la nave cuando se informó una avería durante la expedición. Nunca más se la halló. 

Y este jueves se supo que el presidente ordenó vender los campos que tiene el ejército, uno de sus pocos capitales.

La Comisión de Acuerdos sería presidida otra vez por Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador de Salta, como parte de un consenso entre Pichetto y Pinedo.

Pero no abrirá hasta febrero o marzo y sólo si el Gobierno muestra voluntad. Es que en el peronismo dialoguista ya no soportan que las voces oficialistas no aparezcan para apurar proyectos del Ejecutivo, aun cuando ya cuentan con apoyo opositor.

Tal vez por eso, prefirieron demorar también los pliegos de magistrados y embajadores que ingresaron en diciembre y los 8 con dictámenes aprobados.

Entre los flamantes diplomáticos figuran Fernando Oris de Roa para Estados Unidos y los ex diputados Darío Giustozzi (designado como embajador de Ecuador); y los radicales Mario Barletta (Uruguay) y Patricia Giménez (Costa Rica). Y deberían entrar los ascensos militares. O no.