Estados Unidos
Los demócratas ganan en Alabama y ocasionan a Trump una humillante derrota
El demócrata Doug Jones se quedó con la banca por la que competía el republicano Roy Moore.

 Hace dos semanas Donald Trump tomó una de las peores decisiones de su joven administración: subirse al tren de Roy Moore, el controversial candidato republicano que buscaba ganar la curul que Jeff Sessions dejó libre cuando se unió al gabinete presidencial. Ayer ocurrió lo que hace dos meses parecía literalmente imposible: el demócrata Doug Jones ganó la elección en un estado aplastantemente republicano donde el nombre de Donald Trump sigue siendo popular. Jones anoche tenía una ventaja de unos 20 mil votos, gracias a niveles poco vistos de participación por parte de las minorías, particularmente de la comunidad negra del estado, y de votantes suburbanos de la clase trabajadora que no vieron en Moore una opción aceptable.

En un principio Trump apoyó a Luther Strange, quien fue nombrado por el gobernador del estado para ocupar la curul de manera interina desde principios de año. Cuando Moore ganó las primarias y se convirtió en el candidato oficial republicano, el presidente, escuchando las mejores recomendaciones de sus asesores, se desmarcó de la contienda. Poco después empezaron a destaparse las acusaciones por conducta sexual inapropiada contra el candidato y ex juez de la Suprema Corte del estado. Más de media docena de mujeres acusaron a Moore de acoso y tocamientos cuando aún eran menores de edad y él estaba en sus 30. La credibilidad de las acusaciones motivó a que el establishment republicano abandonara a Moore, e incluso a que Mitch McConnell, líder republicano en el Senado, exigiera su renuncia inmediata a la contienda.

El mes pasado Trump defendió a Moore de las acusaciones de abuso sexual, y poco después apoyó abiertamente su candidatura, poniendo en marcha una situación imposible de la que, sin importar el resultado de la elección, saldría manchado 

Sin embargo, Moore contó con el apoyo de una figura que desde el 8 de noviembre del año pasado ha alcanzado una reputación quizás inmerecida: Steve Bannon, ex director de campaña de Trump y durante la primera mitad del año el estratega presidencial de la Casa Blanca. A pesar del halo de poder que Bannon ha emanado los últimos meses, el de ayer se suma a su creciente lista de fracasos, y es que el mítico director del Breitbart, el portal de noticias de la extrema derecha, ha sido incapaz de replicar el éxito de la campaña de Donald Trump, y sólo ha contribuido a dividir más a un partido que atraviesa una dura crisis de identidad. Bannon declaró la guerra al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, y desde entonces busca candidatos anti-establishment para supuestamente convertir al Partido Republicano en el partido populista de Donald Trump, objetivo que se antoja cada día menos viable.

El mes pasado, en una movida difícil de entender y, de acuerdo con fuentes anónimas debido a la influencia de Bannon, Trump defendió a Moore de las acusaciones de abuso sexual y poco después apoyó abiertamente su candidatura, poniendo en marcha una situación imposible de la que, sin importar el resultado de la elección, saldría manchado. Si Moore ganaba, el Senado lanzaría una investigación del Comité de Ética para dirimir los alegatos en su contra, y posiblemente McConnell y el resto de los republicanos, buscando no asociarse con un sujeto que ha dicho que la homosexualidad es un "crimen anti natura", buscarían la forma de echarlo de la cámara alta. Y si perdía, como finalmente ocurrió, Trump terminaría compartiendo la derrota y sin posibilidad de desmarcarse de uno de los peores candidatos en la historia reciente del partido. No sólo eso, además Trump rompe otro de sus récords: apoyar a dos candidatos fracasados en la misma contienda, primero Strange y ahora Moore.

 El triunfo de Doug Jones este martes, el primer demócrata en ganar esa curul en más de un cuarto de siglo, arrebata un voto indispensable para los republicanos y los aleja más de su agenda conservadora. Todo el año hemos sido testigos de la incapacidad de los republicanos para pasar sus propias propuestas, a pesar de tener el control de ambas cámaras. Con la derrota de anoche el dominio republicano del Senado es ya únicamente de 53 contra 47, un voto que ya perdieron para cuando quieran volver a intentar destruir el sistema de salud Obamacare o pasar la reforma fiscal.

Jones tiene la oportunidad histórica de llevar el mensaje económico demócrata a los votantes conservadores moderados y quizás armar una coalición que sirva de contrapeso en el estado más republicano del país

Por si fuera poco, Jones, quien solidificó su reputación durante la lucha por los derechos civiles, enjuiciando a homicidas del KKK en una de las entidades con más altos niveles de racismo institucional, tiene la oportunidad histórica de llevar el mensaje económico demócrata a los votantes sureños conservadores moderados y, con el apoyo del voto de las minorías, quizás armar una coalición que sirva de contrapeso en el estado más republicano del país. Además, vuelve posible -aunque aún muy difícil-un sueño que para los demócratas hasta antes de ayer era literal y numéricamente imposible: arrebatar el control del Senado en los siguientes años.

Moore parece dispuesto a alargar la tortura por el tiempo que sea necesario. Anoche se negó a conceder la elección y sugirió que podría demandar un recuento de los votos en un momento en que los líderes del partido quieren que finalmente desaparezca del ojo del mundo y deje de manchar la reputación de su institución. A pesar de su postura, Trump sí concedió la derrota, y en lo que pasará a la historia como uno de sus tuits más generosos -por lo menos la primera parte del mismo- reconoció el triunfo del demócrata.

Felicitaciones para Doug Jones por una victoria bien peleada. Lo votos escritos jugaron un rol importante, pero un triunfo es un triunfo. El pueblo de Alabama es grande, y los republicanos tendrán otra oportunidad en muy poco tiempo. ¡Esto nunca se acaba!

Poco después el presidente aseguró que la razón por la que había apoyado originalmente a Luther Strange ("y sus números subieron impresionantemente") fue porque sabía que Moore no iba a poder ganar la elección general: "¡Yo tenían razón! ¡Roy trabajó duro pero las cartas estaban en su contra!", lamentó.

No todo es miel sobre hojuelas para el ganador. Jones se enfrenta ahora a una situación muy complicada. Parte de su éxito como candidato, además de competir contra un presunto abusador de menores, fue un discurso moderado donde enfatizó su disposición a trabajar con los republicanos y la agenda del presidente. 

Es decir, si en los siguientes dos años decide votar con su partido y bloquear todas las propuestas de Trump, posiblemente no conseguirá reelegirse en 2020. Si, por el contrario, apoya algunas de las propuestas de la Casa Blanca, los votantes demócratas, particularmente las minorías, quizá no estén tan dispuestos a salir a votar cuando toque renovar su curul.

Sin importar lo que ocurra, el triunfo de ayer contribuirá enormemente para alimentar el entusiasmo que los demócratas han estado armando desde hace meses, y los alista para un 2018 donde la probabilidad de reconquistar la Asamblea de Representantes se siente cada vez más cercana. 

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  • 1
    Jose Colella
    13/12/17
    17:12
    El propio Trump reconocio que el candidato que llevaban ellos era impresentable
    Responder
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