TRUMP-RUSIA
 Trump: "Despedir a Comey me quitó mucha presión de encima"
Dos bombas en un día: confirman que el FBI tiene la mira puesta en un asesor cercano al presidente y filtran conversación de Trump con los rusos.

La Casa Blanca cierra las dos semanas más caóticas y escandalosas en lo que va de la administración con dos nuevas revelaciones explosivas, publicadas una a cinco minutos de la otra. Y es que hasta para los estándares de Donald Trump, las últimas semanas superaron las expectativas de cualquier novelista. Primero la decisión del presidente de despedir al director del FBI James Comey supuestamente por su manejo de la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton durante la campaña; después el propio Trump desmintió esta versión y confirmó que la salida de Comey la había decidido él, motivado en parte por la investigación del caso Rusia, lo que podría constituir obstrucción de la justicia, un crimen imputable que podría llevarse a juicio político en el Congreso y hasta terminar con Trump en prisión. Al día siguiente, Trump decidió amenazar al ex director Comey desde su cuenta de Twitter, sugiriendo que el presidente tenía grabaciones secretas de las conversaciones con el ex director, algo que, por cierto, Comey celebró.

La tarde de hoy el Washington Post informó que, de acuerdo a fuentes al interior de la Casa Blanca, la investigación especial del caso Trump-Rusia tiene en la mira a un asesor del presidente, miembro del círculo más cercano a Trump.

Mientras tanto, el New York Times publicó una historia en la que asegura que, de acuerdo a sus fuentes en la residencia oficial, durante la reunión que sostuvo con el canciller y el embajador ruso hace unas semanas, Trump les habría dicho que se sentía mucho más tranquilo desde que despidió a Comey.

"Acabo de despedir al director del FBI. Estaba loco, un verdadero nut job (demente)", les habría dicho el presidente a los representantes de uno de los rivales históricos de Estados Unidos. "Tenía mucha presión con lo de Rusia. Ya me la quité de encima". Y aseguró que no estaba bajo investigación.

La conversación con los rusos sería otra evidencia de que Trump no despidió a Comey con base en su desempeño, sino porque lo tenía irritado con la investigación a su campaña presidencial y sus posibles nexos con Rusia.

De acuerdo al Times, la conversación fue transcrita en un documento elaborado por un oficial de la Casa Blanca. Un funcionario habría leído fragmentos del documento a los periodistas del diario neoyorkino.

El golpeado Secretario de Prensa Sean Spicer, no negó las versiones publicadas por el diario, y de hecho aseguró que la presión innecesaria de Comey había impedido al presidente tener mejores relaciones y negociaciones con Rusia en temas de Siria, Ucrania y ISIS.

"Al exagerar y politizar las investigaciones de las acciones de Rusia, James Comey creó presión innecesaria en nuestra habilidad para negocias con Rusia", dijo el vocero. "La investigación siempre hubiera continuado, y obviamente, el despido de Comey no la hubiera acabado. De nuevo, la verdadera historia es que nuestra seguridad nacional ha sido debilitada por la filtración de conversaciones privadas y altamente clasificadas".

Antes que perder fuerza como el presidente desearía, su cuestionable comportamiento ha empoderado la investigación que conduce el FBI. Y es que no satisfecho con humillar y atacar en repetidas ocasiones a las agencias de inteligencia, entre las que se cuenta el FBI, Trump también insultó al poder judicial, llamándolos incompetentes por censurar su muslim ban en dos ocasiones.

No son pocos los analistas que señalan que su yihad contra el FBI y la CIA en las semanas de la transición presidencial terminarán por costarle la presidencia. De un día para otro, y gracias a sus propias declaraciones, la posibilidad de un juicio político parece cada vez más cercana, a pesar de la resistencia de los republicanos en el Congreso.

A pesar de esto, Paul Ryan, presidente de la Asamblea y líder de los republicanos, sigue aferrado en su apoyo al presidente, temeroso de debilitar las capacidades legislativas de su partido justo durante un momento histórico en el que deberían estar arrasando en el Congreso y aprobando leyes de su agenda conservadora. La llegada del candidato republicano a la presidencia parece que se ha convertido más en desventaja que en triunfo.

El nombramiento de Robert Muller como investigador especial del caso Rusia podría transformar un dolor de cabeza para el presidente en una verdadera pesadilla. Muller ha sido descrito en los medios como un "Comey en esteroides"; más metódico y obsesivo que el recién despedido ex director. No ayuda a su caso haber despedido a Comey. Muller, quien fue director del FBI de 2001 a 2013, preparó a Comey para reemplazarlo y se sabe que está muy molesto con su despido.

Sin embargo, Muller también podría entregarle un triunfo al presidente. Si la investigación concluye sin encontrar evidencias contra Trump, nadie cuestionará a Muller, quien es muy respetado a todos los niveles y por ambos partidos. El nombre de Trump quedaría limpio, por lo menos hasta el próximo escándalo.

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