Mientras tantea un pacto de gobernabilidad después de octubre, Ernesto Sanz reclama lugares en las listas legislativas y por ahora no parece ser escuchado por los arquitectos electorales del Gobierno.

Y la provincia de Buenos Aires no es la excepción. Si bien ni la UCR ni el PRO tendrán problemas en renovar legisladores y concejales con mandato hasta diciembre, la pelea por los que puedan sumar sube de tono cuanto más se acerca el cierre de listas, previsto a fines de junio.

El Comité Provincia se divide en tercios, representados por Sanz (a través del diputado Maximiliano Abad), Ricardo Alfonsín y el vicegobernador Daniel Salvador, quien como adelantó LPO no logra una respuesta al pedido de cupos en las listas nacionales y provinciales que hizo el partido. Y este sábado se lo facturarán en la Convención provincial de Berisso.

Solicitaron 3 diputados nacionales entre los primeros 11 (todos con chances de salir) y 9 o 10 legisladores provinciales con posibilidades claras de llegar a una banca. Hablan de uno por cada una de las 8 secciones electorales y otro extra en la segunda y la sexta.

Pero Sanz presiona para recuperar representación radical en distritos grandes de la Provincia gobernados por macristas, reacios a abrir espacios en las nóminas.

La pelea, por ahora intramuros, sucede en el conurbano o en ciudades importantes del interior, que eligen 12 concejales en octubre y la mayoría de los casos muy pocos son de Cambiemos.

Para no hacer interna Sanz quiere al menos un lugar en Tres de Febrero, Morón, Lanús y Quilmes, pero no le está siendo nada fácil.

"Primero nos piden que no armemos lista, pero cuando le exigimos un lugar nos quieren decir a quien", protestó ante LPO un dirigente del conurbano. Ya hubo un coque con Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, porque consiguió bajar una lista pero no le gustó el candidato a tercer concejal que le ofrecían. 

En La Plata Julio Garro no tuvo una convivencia fácil con sus socios radicales y no le será sencillo evitar que se anoten en las primarias.

Los equipos de campaña son responsabilidad de María Eugenia Vidal, delegada en su jefe de Gabinete Federico Salvai, quien ya comenzó a llamar a legisladores y referentes para organizar las primeras recorridas. Pero no habla de cómo se harán las listas.

La ola de Vidal en 2015 dejó a la mayoría de las ciudades grandes del interior bonaerense con gobernadas por un intendente PRO, casi siempre una figura desconocida que había decidido poner el cuerpo en el cierre de listas ante la falta de postulantes.

Sanz cree que tiene derecho a pedir concejales en esas ciudades, pero todavía no le responden. Apunta a Mar del Plata, ciudad de origen de su protegido Abad y gobernada por el PRO Carlos Arroyo; y Bahía Blanca, corazón de la sexta sección (sudoeste bonaerense), donde la UCR pide a la ex concejal Aloma Sartor y Federico Tucat.

Tucat es funcionario del intendente Héctor Gay, otro de los alcaldes macristas que por estos días no responde llamados. Ambos podrían ser incluidos en la lista seccional, si Vidal acepta la oferta de Salvador, pero la pela por el Concejo bahiense será inevitable.

Otro intendente macrista presionado es Héctor Galli, de Olavarría, golpeado tras las dos muertes en el recital del Indio Solari. Vidal lo obligó a renovar dos veces su Gabinete, que estaba poblado de peronistas, pero lo hizo sin sumar radicales. Prefirió reclutar a dirigentes del Frente Renovador. 

Junín es otra ciudad grande de la pampa bonaerense y está gobernada por el joven Pablo Petrecca, figura pura del PRO y pronto a discutir listas con radicales, históricos dueños del la ciudad. 

En Tandil la UCR se mantiene en la intendencia con Mario Lunghi. Su ex ministro de Hacienda, Carlos Fernández, pretende renovar como senador provincial de la mano de Alfonsín, pero no le será fácil: Sanz y Salvador están cansados de escuchar al diputado hablar mal del Gobierno. Y se lo facturarán cuando haya que debatir las listas.