Despedir a James Comey como director del FBI se ha convertido en el más reciente dolor de cabeza para Donald Trump. El presidente, según informan fuentes al interior de la Casa Blanca, esperaba que la actuación de Comey durante la pasada elección provocara que la noticia fuera recibida con aplausos por el establishment demócrata en Washington, sin embargo, el despido ha sido interpretado como el presidente intentando bloquear a la justicia, que desde el verano pasado investiga los nexos entre la campaña Trump y el gobierno ruso.
Hoy Trump fue un paso más allá y de plano amenazó al exdirector del FBI con unas misteriosas grabaciones. "James Comey deberÃa estar deseando que no hayan "grabaciones" de nuestras conversaciones antes de que empiece a filtrar a la prensa!", escribió.
Ayer, medios como The New York Times reportaron que una cena en la que supuestamente Comey le aseguró a Trump que no estaba siendo investigado, no fue como el presidente la describió. Según Trump, Comey habÃa pedido cenar con él para pedirle que le dejara permanecer como director del Buró de Investigaciones, versión que ha sido rechazada por múltiples fuentes al interior de la agencia, quienes aseguran que el director jamás harÃa una solicitud de ese tipo, en parte porque su periodo es de diez años e iba a terminar en el 2023.
También trascendió que en realidad habrÃa sido Trump quien le invitó a Comey a cenar, invitación que el director aceptó sin muchas ganas, preocupado por cómo se verÃa ante los agentes del FBI. Durante la reunión, Trump le habrÃa pedido a Comey que le declarara su lealtad, petición que éste rechazó. Estas versiones podrÃan explicar el enojo y la amenaza velada del presidente.
De acuerdo al portal Politico, una fuente cercana a Comey habrÃa declarado esta mañana que el exdirector le respondió "ojalá existan esas grabaciones" cuando le contó sobre el tuit de Trump.
Durante la conferencia de prensa de todos los dÃas, el Secretario de Prensa Sean Spicer se negó a elaborar sobre lo que Trump quiso decir con su tuit matutino, pero tampoco descartó que haya instalado aparatos en la oficina oval: "He hablado con el presidente; el presidente no tiene nada más que agregar a ese tema", dijo.
"No fue una amenaza", insistió Spicer, "simplemente el tuit habla por sà mismo".
La aparente amenaza de Trump volvió a traer comparaciones con el expresidente Richard Nixon, quien ante la amenaza de ser enjuiciado terminó por renunciar al cargo. Fue precisamente la paranoica práctica de Nixon de grabar todas sus conversaciones en la oficina oval lo que terminaron por acabarlo. Cuando se supo de la existencia de las cintas el sistema judicial lo obligó a entregarlas.
Las grabaciones de Nixon confirmaron que el presidente habÃa tenido conocimiento de las acciones ilegales llevadas a cabo por la CIA y su equipo durante la campaña de reelección. Si las cintas de Trump existen, podrÃan tener un destino similar a las de Nixon.
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