"Nunca vimos algo igual, Macri es un rockstar", exageró ante LPO una de las organizadoras del CSIS que trataba de lidiar con las cientos de personas que desbordaron la coqueta sede central de ese think tank demócrata. De hecho, recibió trata de estrella como puede verse en la página del instituto.

Con amplia mayoría de argentinos -muchos estudiantes y un puñado de empresarios y gerentes-, en el público norteamericano predominaban los lobbystas y ex funcionarios demócratas, de la administraciones de Clinton y Obama, como el ex embajador Earl Anthony Wayne y el ex encargado de Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela; así como una amiga de la casa, la presidenta del Consejo de las Americas, Susan Seagal y Luis Alberto Romero del BID.

Llama la atención la decisión de la Casa Rosada de sentar a Macri en ese think tank inmediatamente después de la reunión con Trump. Sólo hay dos opciones: O fue una torpeza o una decisión deliberada para no encerrar a Macri en la relación con el polémico magnate y seguir cultivando su perfil de centro, más que de centroderecha.

Además, acaso, de reforzar la idea de que Macri busca una relación de amistad "institucional" con Estados Unidos más allá de quien ocupe la Casa Blanca, a lo que parece haber apuntado también la decisión de sentarlo con los legisladores de ambos partidos.

Porque Macri no equilibró la visita al CSIS con una similar a algunos de los Think Tank republicanos como el IRI o la Heritage Fundation. Más bien pareció que usó al CSIS para equilibrar a Trump.

Télam

Tratado con algodones por el presidente del CSIS, John J. Hamre, el presidente se dio el gusto de explicar como tras décadas de decadencia la Argentina volvía a un camino de integración con el mundo y desarrollo económico. Hamre asentía a cada frase de Macri, casi como un padre bondadoso se reencuenta con el hijo descarriado -la Argentina, no Macri, por supuesto-. 

En su charla, que dio en inglés, Macri dijo que estaba confiado que su gobierno iba a ganar las elecciones de octubre porque "la mayoría de la gente demostró que sigue eligiendo el cambio" y comentó la movilización del 1A que dijo fue algo "nunca visto en la historia". Pero se cuidó de aclarar que hasta aquí pudo gobernar y avanzar con reformas pese a ser minoría en ambas cámaras, gracias al apoyo de la oposición.

"Creo que fue una buena charla, realista, explicó que se trata de un camino de desarrollo que va a llevar 20 años, pero que bueno, en el medio hay que ganar elecciones", afirmó Wayne a LPO.

Canchero, Macri hizo los habituales chistes sobre Boca "es más difícil ser presidente de un club que de la Argentina" y se jactó de que pese a las duras reformas que tiene que hacer mantiene un nivel de imagen positiva del 50 por ciento, cuando otros presidentes que deben tomar medidas similares caen al 10, 15 o 20 por ciento. "Este es un cambio que viene de abajo hacia arriba, que viene de la gente", insistió.

Cuando terminó la charla fue ovacionado de pie y fascinado Macri se quedó un rato saludando y disfrutando de los aplausos.