Hace un año y medio que el Congreso sancionó la ley para expropiar la confiterÃa Del Molino, pero sin embargo sigue habitada por dos porteros, una familia y cuatro okupas.
Los ex propietarios ya recibieron 181 millones de pesos por la adquisición pero las vicisitudes del cambio de Gobierno demoran la toma de posesión.
De hecho, recién el 3 de marzo se publicó en el BoletÃn Oficial la resolución del Ministerio del Interior que define las condiciones del traspaso, pero aun no se notificó al Congreso.
Para esa instancia está creada una comisión administradora integrada por los presidentes de ambas Cámaras, y los titulares de las comisiones de Cultura y Educación.
Nadie parece muy apurado en hacerse cargo de un exponente arquitectónico de Art Nouveau, construido hace un siglo con materiales traÃdos especialmente desde Italia y cerrado abruptamente en 1997, cuando ni siquiera presentaba problemas de mantenimiento.
En el Congreso creen que el desinterés se debe a que para volver a aquel lujo francés harÃa falta una inversión de no menos de 300 millones. Y la pelea por bajar el déficit fiscal impide imaginar a Frigerio desparramando billetes para esa tarea.
El plan original consistÃa en reubicar a los ocupantes e iniciar la remodelación. Además, la ley contemplaba un reacondicionamientode de la planta baja y el subsuelo para que funcione una confiterÃa, un restaurante, o hasta un local de elaboración de productos de panaderÃa y reposterÃa.
Y el resto del edificio se dedicarÃa a la historia de la ConfiterÃa Del Molino, con un museo y un centro cultural que se llamará "De las Aspas".
Las obras estarán a cargo del Plan de Rector de Intervenciones Edilicias (Pire), recordado por la restaurar la Cámara de Diputados durante la gestión de Julián DomÃnguez.
Pero para eso, Frigerio debe notificar al Congreso de la posesión del inmueble y girarle fondos para ponerlo a punto. Y nadie parece apurado.
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