El paquete fiscal de Donald Trump detona inquietudes múltiples en la Secretaría de Gobernación. Tras dos días de intenso análisis la conclusión fue que el repliegue que pretende la Casa Blanca en sus posiciones multilaterales y de cooperación podría tener efectos devastadores en Centroamérica y por consecuencia, en la frontera sur de México.

El presidente estadounidense aspira a recortar e incluso cancelar los aportes de su país a la OEA, el Banco Mundial, el BID y la ONU. Estos organismos auspician programas de contención social, lucha antidrogas y capacitación de mandos de seguridad en Honduras, Belice, Guatemala y El Salvador. El recorte pone en jaque esos programas y abre un desafío para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Así se lo explicaron los asesores a Miguel Ángel Osorio Chong, uno de los candidatos a suceder a Peña Nieto.

Si la situación en Centroamérica empeora será necesarios esfuerzos contundentes en los estados de frontera (Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo) para contener nuevos flujos migratorios por la vía ilegal. Quedaron muy atrás las palabras de Rex Tillerson y John Kelly en su visita a México, donde hablaron, justamente, de revitalizar la economía y la seguridad en dicha región del continente.

Dentro del gabinete Osorio opera en la misma línea que Ildefonso Guajardo en cuanto a la relación con EU. Vendrían a ser los duros que se contraponen a Luis Videgaray y José Antonio Meade. Los secretarios de Gobernación y Economía comparten una visión: que el diálogo con el gabinete de Trump debe fluir pero siempre con la preparación para responder eventuales ofensas. Ambos creen en la línea divisoria entre el gabinete de profesionales preparados y la Casa Blanca de dogmáticos implacables. La cuestión es que para ellos los segundos tienen mucha más fuerza que los primeros.

Esto es ostensible y solo basta con ver las declaraciones de Osorio que lentamente se va a haciendo cada vez más crítico de EU.

Ahora en las próximas semanas habrá un monitoreo permanente sobre cuáles son los presupuestos del paquete de Trump que serán aprobados y cuáles dados de baja por el Congreso en Washington. De ese selección depende, en cierta medida, el futuro de la relación bilateral.