El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, fue más que claro: el Gobierno nacional no está dispuesto a efectuar aporte económico/financiero alguno en las actuales circunstancias en las que se encuentra SanCor que afronta un rojo financiero de $ 2400 millones.

A las autoridades de la cooperativa láctea no les quedó otra posibilidad, entonces, que empezar a pensar a elaborar un plan de reestructuración en serio, negado durante la última década por las ayudas y negocios que recibió por parte del gobierno kirchnerista.

Así fue como, según pudo saber La Política Online con diversas fuentes del sector, miembros del directorio de SanCor encararon en los últimos días una negociación con el líder del Gremio de Trabajadores de la Industria Láctea (ATILRA), muy ligado a Cristina Kirchner.

Es que los números que manejan en SanCor son contundentes. Buena parte del pasivo que posee la firma se genera a partir del pago de salarios de los más de 4000 empleados que cobran, en promedio, un sueldo bruto del orden de los $ 72.000 por mes.

Esta cifra significa el triple en dólares de lo que cobran los trabajadores del sector lácteo en EE.UU. y Brasil (dos países donde creció significativamente la producción de leche) y el doble de lo que ganan los empleados del Gremio de la Alimentación en la Argentina.

El problema es que los que conocen de cerca al número uno de ATILRA, Héctor Ponce, aseguran que no va a aceptar bajo ningún punto de vista el plan para bajar el costo laboral que, en definitiva, significaría resignar privilegios adquiridos en los últimos años.

Y no solo eso. En medio de la severa crisis del sector lechero que lleva ya varios años, el gremio de Ponce aún reclama a los empresarios un 40% de aumento salarial para 2017 que las Pymes lácteas del interior del país ya adelantaron que no podrán pagar.

De todas maneras, en SanCor quieren poner sobre la mesa de negociación el pago "solidario" mensual que acordó el Gremio con el kirchnerismo en 2009. Dicho aporte fue creciendo año a año y hoy supera los $ 90 millones (están incluidos en el salario promedio de $ 72.000).

"Queremos de SanCor que presente un plan de reestructuración que sea creíble para tratar de poner entre todos, la empresa, el Gremio y el Estado, y ver si se puede sortear este difícil momento: no va a ser fácil; tienen un pasivo exorbitante", adelantó Buryaile.

Otro de los puntos que se mencionar en el plan de reestructuración que idearon las autoridades de la cooperativa es la deuda es la millonaria deuda que tiene Venezuela por las exportaciones de leche en polvo a ese destino durante la década kirchnerista.

Al parecer, en las últimas semanas se reiniciaron una serie de negociaciones con funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro para poder cobrar al menos una parte de los u$s 1000 millones que adeuda el país caribeño a la firma (aunque la mayoría sean pesimistas).

Así las cosas, cabe mencionar que actualmente SanCor cuenta con un nivel de capacidad instalada para procesar hasta seis millones de litros de leche diarios. Sin embargo, la capacidad océosa de la firma se ubica en niveles récords y hasta la última semana procesaba 1,5 millón.

Esto se dio principalmente por la caída en la producción de leche en 2016. Sucede que el año pasado se produjeron apenas 9.711 millones de litros, una cifra 14,1% inferior a la registrada en 2015 y la más baja desde 2007 (en 2001 se producían 11.000 millones).

Otra de las opciones por evaluar son las ofertas de ventas de acciones a otras empresas. El tema es que el año pasado, SanCor ya experimentó en este sentido y no alcanzó tras vender el 90% de la línea de postres al grupo Vicentín por un total de $ 100 millones.

En este contexto, ahora las miradas están puestas en la habilidad que tengan las autoridades de SanCor para convencer a ATILRA de estudiar alguna de las alternativas para bajar el costo laboral de la firma y poder acceder a alguna clase de ayuda del Gobierno nacional.