El gesto fue elocuente: Ningún funcionario del gobierno de Enrique Peña Nieto se acercó hasta el aeropuerto internacional de la Ciudad de México, para recibir al secretario de Estado, Rex Tillerson, que tuvo que conformarse con la bienvenida de la embajadora Roberto Jacobson, una demócrata cercana a Barack Obama, que pasa las semanas contando los días hasta que la administración de Donald Trump anuncie su relevo.

Horas antes el poderoso canciller mexicano, Luis Videgaray, había marcado el tono del giro del gobierno mexicano, que se cansó de hacer gestos de buena voluntad hacia el magnate, que envió este miércoles a Tillerson y su secretario de Seguridad Interior, John F. Kelly, que ayer mismo anunció un plan para cazar indocumentados. 

Videgaray dijo que el país se opondrá a las medidas en materia de migración que impulsa Trump e incluso amenazó con llegar a la ONU, de ser necesario. "Quiero dejar claro de la manera más enfática que el gobierno de México y su pueblo no tiene por qué aceptar disposiciones que de manera unilateral un gobierno le quiera imponer a otro", afirmó.

Y agregó: "México no dudará en recurrir a las Naciones Unidas -o a cualquier otro organismo internacional- para defender los derechos de los mexicanos en el exterior, especialmente en los Estados Unidos".

Sus palabras se montan sobre el anuncio que ya realizó días atrás el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador, quien avisó que el próximo 14 de marzo sostendrá una entrevista con el Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en Nueva York para denunciar a Donald Trump, a quien calificó de "neofacista".

"El gobierno de México va a actuar por todos los medios jurídicamente posibles para asistir a los mexicanos en EU. Esto implica un despliegue sin precedentes de información para que conozcan sus derechos, para que sepan cómo actuar ante posibles violaciones a su dignidad y a sus derechos humanos", dijo Videgaray tras firmar un acuerdo con el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jan Jarab, en la cancillería mexicana.

El canciller de México, Luis Videgaray.

Cuartoscuro

Tillerson y Kelly tienen previsto reunirse con Enrique Peña Nieto y conversar sobre migración, seguridad y comercio. Participarán de esos encuentros los secretarios de Gobierno mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong; de Hacienda José Antonio Meade; de Economía, Ildefonso Guajardo y el propio Videgaray.

LPO anticipó que Donald Trump analiza por estas horas aprovechar la visita de Tillerson para destapar a su elegido para la embajada de Estados Unidos en México. Larry Rubin y Albert Zapanta, los principales postulantes.

Deportaciones masivas

En este marco, Kelly intentó poner paños fríos. El secretario de Seguridad Interior dijo que no habrá deportaciones masivas y que quienes sean regresados a sus países de origen recibirán "trato humanitario". De este modo el militar le bajo el tenor a las declaraciones de Donald Trump e incluso llegó a decir que el muro fronterizo sólo será construido "donde sea necesario".

Fue en la visita del funcionario a Guatemala, antes de la reunión de Videgaray y Tillerson. Kelly no cree en la idea del muro y así lo señaló en su incursión al Senado al momento de ser confirmado para el cargo.

"Trump autorizó más oficiales de la Patrulla Fronteriza, más recursos de detención en la frontera y la construcción donde tenga sentido de una barrera física", señaló en conferencia de prensa.

La última parte de la declaración es clave porque una idea que se menciona en Washington es que ante el esfuerzo que sería desembolsar 15 mil millones de dólares para levantar el muro se podría optar por realizarlo solo en algunos tramos de la frontera y en los restantes redoblar la seguridad militar.

"El presidente Trump me enfatizó la misión de interceptar a los inmigrantes irregulares de cualquier país en nuestra frontera, tratarlos humanamente y devolverlos a su país de origen tan rápido como se pueda", dijo Kelly.