Atrás quedaron las preocupaciones por la caída de las reservas internacionales. Este año empezaron en 38.760 millones de dólares y dejaron atrás el temor a la falta de liquidez de un año atrás que forzó a las autoridades del Banco Central a acordar un crédito “repo” con 5 bancos extranjeros para reforzarlas.
El repo se había negociado cuando las reservas rondaban los 25.000 millones de dólares y terminó de cancelarse en diciembre por lo que las reservas bajaron hasta los 36.776 millones de dólares. Pero con las progresivas compras de divisas del Banco Central y el ingreso al país de la deuda tomada por el ministro Caputo la semana anterior, ayer las reservas internacionales subieron 6.859,3 millones de dólares hasta alcanzar los 46.632 millones de dólares, el número más alto desde agosto de 2012.
Por eso el Presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, considera que ya es momento para empezar a invertir las reservas en instrumentos que aumenten su rendimiento. Y aprovechó su estadía en el Foro Mundial de Economía en Davos para conversar con bancos internacionales la posibilidad de que creen instrumentos que cumplan con los requisitos de liquidez y bajo riesgo que exige la Carta Orgánica de la institución.
Fuentes del Banco Central aseguraron a LPO que durante su estadía en Suiza, el presidente junto al director Damián Reidel ya cerraron acuerdos con los bancos HSBC y el USB de Chipre y hay otros acuerdos en marcha, aunque no dieron más precisiones.
Fue el mismo Struzenegger el que dio a saber en la presentación del último Informe de Política Monetaria que están buscando acuerdos con un total de 20 bancos y que las negociaciones están a cargo del subgerente general, Agustín Collazo, y del gerente principal de Administración de Reservas, Mario Torriani.
“Hasta abril teníamos dos instituciones que estaban protegidas de los fondos buitres donde podíamos tener el dinero. Hoy podemos, básicamente, hacer acuerdos con uno, dos, diez, quince bancos, que es la idea. Ya hemos empezado pero apuntamos a tener acuerdos con unos veinte bancos para tener toda una diversidad de instrumentos en donde el Banco Central pueda elegir invertir”, dijo Sturzenegger.
“En un contexto de régimen de tipo de cambio flotante –yo decía que en los últimos seis meses no hemos intervenido en el mercado cambiario, lo que hemos hecho es que hemos comprado- también uno puede invertir con otra perspectiva temporal. Porque no solo no había lugar para invertirlo, siempre había la premisa de la liquidez porque no se sabía si las reservas alcanzaban o no. Todo eso desapareció”, agregó el banquero central.
Hasta el momento las reservas se encuentran o bien en la bóveda del Banco Central o invertidas en el Banco de Basilea en una variedad de instrumentos que van de los doce a los dieciocho meses.
Según la fuente consultada, lo que está buscando el nuevo directorio es ganar en holgura, es decir, en mayor cantidad de opciones de inversión de manera tal de maximizar los rendimientos de las inversiones.
“Para este punto es crucial poder apuntar a plazos de inversión más largos, pero no podría dar más información, solo que buscamos instrumentos a más de 18 meses siempre respetando las pautas de cualquier banco central respecto de la liquidez absoluta, como ser depósitos o títulos públicos bien básicos, y que se trate, desde ya, de inversiones conservadoras”, explicaron a LPO.
Respecto de la alta dependencia del Tesoro nacional para cumplir con sus obligaciones externas, en el Banco Central negaron de raíz cualquier posibilidad de que el Tesoro se valiera de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central para cancelar obligaciones fiscales en divisas: “Con el Tesoro no hay nada para hablar (de la administración de las reservas). El Tesoro tiene necesidad de pesos con los que hacer frente a sus gastos corrientes y para eso ya hubo un acuerdo y este año el Banco Central respetará el límite acordado de $150.000 millones”, ratificó la fuente consultada.
