“El martes nos vemos en la cancha”, se despidió este jueves el macrista Luciano Laspina, en la Comisión de Presupuesto, donde el oficialismo y tres espacios de la oposición habían presentado dictámenes por separado, ninguno con capacidad de reunir mayoría en el recinto.

El escenario se mantiene hasta este fin de semana porque el Gobierno no está dispuesto a ceder en dos aspectos troncales: subir más el mínimo imponible de Ganancias y aplicar el impuesto a la renta financiera.

Si nada cambia hasta el martes, la sesión tendrá un final incierto y con un riesgo latente de que ninguno de los cuatro dictámenes sea aprobado.

El Gobierno amenaza con dejar que en la sesión ninguno de los dictámenes logren los votos para aprobarse y la ley caiga. Macri quedaría entonces con las manos libres para fijar el mínimo no imponible por resolución de la AFIP.

Sería un protocolo de insólito. Primero se pondría en consideración el dictamen del Gobierno, por tener la mayor cantidad de firmas. Hasta esta tarde, en Cambiemos no cuentan a más de 100 votos, a 29 de la mayoría propia, necesaria para aprobar cualquier reforma tributaria, sin importar cuantos diputados estén ocupando su banca. La oposición lo rechazaría.

Luego Emilio Monzó debería llamar a votar el dictamen del Frente para la Victoria y si tampoco tiene mayoría, el proceso se repetiría con el del Frente Renovador y el Bloque Justicialista, y por último el de la izquierda. Si ninguno consigue la mitad más uno de los votos, los cuatro proyectos se caerían y el tema no podría tratarse por dos años.

Al Gobierno no parece disgustarle esa hipótesis: evitaría el costo fiscal de aprobar su proyecto (que oscilaría los 40 mil millones de pesos) y responsabilizaría a la oposición, que por no aflojar en la negociación cargaría con el costo de sostener las escalas del impuesto a las Ganancias, solo posible de modificarlas por ley. El mínimo no imponible puede subirlo el jefe de la AFIP por simple resolución.

El líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

La oposición no cree que el Gobierno pueda arriesgarse tanto, porque una unidad opositora de último minuto puede dejarlo sin control de la sesión. “¿Qué pasa si votamos el de Pitrola?”, bromeaban algunos.

El diputado de izquierda ni lo imagino y por eso presentó un dictamen bien ambicioso: Prohíbe cobrar el impuesto a las ganancias a los asalariados y pone un mínimo imponible de 69 mil pesos brutos, el doble que el Gobierno.

¿Que pasa si nos unimos y votamos el dictamen de Pitrola?, chicaneaban este viernes desde la oposición ante la jugada del macrismo.

En Chapadmalal, donde participa del retiro espiritual del Gobierno, Rogelio Frigerio blanqueó que aún confía en una ayuda de los gobernadores, que por ahora que no llega.

“Esta discusión habla a las claras de quiénes tienen responsabilidad de gobernar y quiénes privilegian los títulos en los diarios y alguna actitud demagógica”, lanzó el ministro del Interior, en obvia chicana a Massa.

Y recordó que la recaudación por Ganancias “se comparte casi en partes iguales entre Nación y provincias”, o sea, los 40 mil millones más que Alberto Abad dijo que gastaría con la propuesta de Massa golpearía los fiscos provinciales.

El problema es que el tigrense y Bossio dicen que eso se evitaría con un impuesto a la renta financiera que Macri se rechaza.

Aunque nadie en la Casa Rosada parece considerarlo, los gobernadores podrían aceptar gravar a los Bancos si creen lograr cumplir con el reclamo de sindicatos sin golpear sus finanzas. De hecho, el pampeano Carlos Verna, está empujando tras bambalinas, el dictamen de Massa y Bossio.

Los diputados Plaini, Pitrola y Recalde.

DyN

O sea, el debate puede ser más complejo de lo que supone Frigerio, que no advirtió un detalle: el bloque justicialista tiene línea directa con los Gobernadores, como también muchos del FpV-PJ que en el debate en comisión aplaudieron a Axel Kicillof.

Los diputados de todas las fuerzas esperan que la sangre no llegue al río y se imaginan cruzando llamados todo el fin de semana para llegar a un acuerdo. La mayoría cree absurdo sesionar sin un escenario claro, pero por ahora prevalece la guerra de nervios a tres bandas: Gobierno, Massa y Kirchnerismo.

“Hay un problema filosófico: para nosotros hay que tender a desgravar de Ganancias a los asalariados. Pero Macri no”, agregó a LPO la socialista Alicia Ciciliani, que firmó el dictamen de Massa.

En el oficialismo creen que es un análisis erróneo, porque los nuevos trabajadores gravados por Ganancias pagarían una suma ínfima con el cambio de las escalas (la alícuota que se aplica) y las nuevas deducciones. Además de considerarlo uno de los impuestos más "progresistas", como dejó muy en claro el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, en su ideológica defensa de cobro de impuestos sobre los salarios que hizo en Diputados.

Por eso, para el Gobierno subir el mínimo imponible de 33 mil a 48 mil pesos brutos, como pretende Massa, ocasiona un impacto fiscal fuerte y un beneficio no tan relevante. El debate sigue. Minuto a minuto.