Noah Mamet se empezó a despedir de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires luego del triunfo del republicano Donald Trump.

Mamet está muy identificado con el gobierno de Barack Obama y se desempeñó en sus campañas como fund-raiser –recaudador de fondos- del partido demócrata, un rol que no es mal visto en los Estados Unidos.

Por protocolo, los embajadores norteamericanos en todo el mundo presentan su renuncia cuando asume un nuevo presidente, que luego decide si prefiere mantener a alguno de los funcionarios.

Quienes no suelen tener chances de continuidad son los embajadores que no son de carrera diplomática sino políticos, como Mamet. Más aún cuando el partido que ganó en Estados Unidos es el opuesto.

Durante el fin de semana largo, en el brindis por el día de Acción de Gracias –festejo típico de los norteamericanos-, Mamet comenzó a despedirse.

El embajador, que ya se asume renunciado, había dado indicios de su destino en la noche de las elecciones presidenciales de EEUU, cuando apagó los televisores en el ágape que hizo en la sede de calle Colombia para evitar que los invitados vieran el progreso de los comicios que terminó perdiendo Hillary Clinton.