Mauricio Macri recibió en la residencia de Olivos al pastor evangélico Luis Palau, seguido por millones de personas en más de 100 países, quien fue uno de los históricos aportantes para sus campañas.
La relación del presidente con Palau, nacido en Escobar en 1934, se hizo pública cuando en 2008 el entonces jefe de gobierno porteño le prestó la avenida 9 de Julio durante un fin de semana al pastor para oficiar una ceremonia a la que acudieron cientos de miles de personas.
En noviembre de 2014, Macri le había entregado el diploma que declaraba "Huésped de Honor" a Palau, a quien definió como "un amigo de la Ciudad de Buenos Aires que va a dar el mensaje positivo de siempre".
Palau, que llega a millones de personas a través de radio y televisión, es uno de los religiosos “new age” que rechaza el Papa Francisco, tal como sucede con otro de los gurúes preferidos de Macri, el indio Sri Sri Ravi Shankar. Curiosamente, Marcos Peña recibió este mismo miércoles en la Rosada al padre Fabián Ramos, de la Iglesia Católica.
Guiños
Durante la charla, que se extendió por espacio de 30 minutos, el líder religioso ponderó la decisión del Jefe del Estado de "dar prioridad a la unión de los argentinos después de tantos años de división".
Macri agradeció las palabras del alto referente de las iglesias evangélicas, destacó la importancia de promover "los valores del esfuerzo y la cultura del trabajo" y expresó su reconocimiento por la tarea que desarrolla su comunidad en materia social y para contribuir al tratamiento y la prevención de las adicciones.
Palau se puso a disposición del Presidente y le manifestó: "Siempre rezamos por usted".
Semanas atrás, Macri había hecho un guiño a los evangélicos al avanzar en la redacción de un proyecto de ley que era reclamado por esa comunidad desde hace años. El proyecto de Macri deroga la obligatoriedad de inscripción en el Registro de Cultos para las colectividades religiosas, y facilita su obtención de la personería jurídica, actualizando así al nuevo Código Civil; una vieja legislación impuesta por la última dictadura militar.
En la actualidad, los cultos religiosos (salvo la Iglesia Católica, que por la Constitución Nacional tiene personería pública) para no quedar al margen de la ley deben tener una doble inscripción, tanto en el Registro de Cultos que funciona bajo la órbita de la Cancillería y en la IGJ, lo que obliga a un "papeleo innecesario y a que muchas organizaciones deban disfrazarse y adopten formas asociativas ajenas a su naturaleza".
El principal clamor por levantar las restricciones para ejercer cultos proviene de las comunidades evangélicas, quienes ya han manifestado su aval a esta iniciativa que fue resistida por la Iglesia Católica.
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