Efecto Trump
El voto de Argentina sobre el ingreso de China a la OMC enfrenta a Macri a una decisión crítica
La victoria de Trump amenaza el financiamiento para obra pública y fuerza al acercamiento con China.

Desde 2001 China es miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC). El próximo 11 de diciembre, los 163 países miembros deberán ratificar la pertenencia del gigante asiático a la organización y votar si lo consideran una “economía de mercado”. De aprobarlo, pasaría a ser miembro pleno.

Y en ese caso, ningún país podrá imponerle aranceles anti-dumping como el que este martes resolvió el Ministerio de Producción que grava con 0,57 dólares al metro lineal de cinta métrica “Made in China” que ingresa al país; o el impuesto al acero y hierros chinos del 43,5% y el 81,1% respectivamente fijados por la Unión Europea.

Hasta ahora, con su status de “adherente” por tratarse de una non-market economy, China tenía la mayoría de los derechos y obligaciones a las que está sujeto el resto de los países de acuerdo con el Acuerdo sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT 94), con excepción de algunas normas que se refieren a los subsidios y los aranceles contra prácticas desleales de competencia, también conocidas como “dumping”.

Luego del triunfo de Trump en el Gobierno aceleraron las negociaciones con China y planean un viaje de Macri a la potencia asiática en marzo, para relanzar la relación con grandes anuncios de inversión.

En 2004, Néstor Kirchner votó a favor de la inclusión plena de China en la OMC. Sabía que el resto del mundo no la aprobaría y no le importaba alinearse con Asia dado que ya tenía bloqueado el acceso a los mercados de Estados Unidos y de Europa por el default. Con China como aliado, ganaba acceso a una fuente casi ilimitada de financiamiento.

Para China era una oportunidad imperdible: podía posicionarse como proveedor de infraestructura y profundizar las relaciones comerciales bilaterales, y desde ahí utilizar a la Argentina como plataforma de despegue al Cono Sur. Tanto los subtes adquiridos por Macri para la Ciudad como los trenes comprados por Cristina para el ferrocarril Sarmiento fueron “made in China”.

Esta semana se empezara una nueva ronda de negociación con China para profundizar el acercamiento que inició Macri en la Cumbre del G20 luego de las severas fricciones que generó la decisión inicial del presidente ni bien asumió de congelar la obra de las represas de Santa Cruz que había cerrado Cristina.

Macri en el G20 en una bilateral con el primer ministro chino, Xi Jinping.

Luego del triunfo de Trump, en el Gobierno se resignaron a aceptar que habrá que empezar a olvidarse de Estados Unidos como el gran aliado comercial y por eso Macri estaría pensando en volver a la potencia asiática en Marzo para relanzar las relaciones con un mega anuncio d de inversiones y proyectos conjuntos.

Y para el programa de infraestructura de Cambiemos, China promete ya, al menos 21.000 millones de dólares en obras: 1.150 millones para energías renovables en La Rioja, San Juan y Jujuy, 5.000 millones para las discutidas represas hidroeléctricas de Santa Cruz, 2.700 millones para el tren Belgrano Cargas, 12.000 millones para las centrales nucleares Atucha IV y V, y 1.800 millones para gasoductos en Córdoba.

En este sentido, el encuentro con Xi Jinping fue más prolífico que la visita de Barack Obama. Por eso el acercamiento de Argentina a China en el G-20, anfitrión de la reunión, y la invitación a las empresas Chinas a invertir en el país.

Con la promesa de Trump de hacer un mega plan de infraestructura equiparable al PBI de Argentina, Macri se enfrenta a un escenario en el que las necesidades de financiamiento de Estados Unidos pueda dejar seco el mercado financiero y trunco su propio programa de obra pública. Además de encarecer la deuda que ya tomó el Gobierno y que planea tomar el año que viene, para no tener que hacer en medio de las elecciones de medio término un fuerte ajuste fiscal.

Así, Trump, pese a haberle prometido -según la información oficial de la Casa Rosada- la relación más cercana de la historia, empuja a Macri a abrazarse a China para conseguir financiamiento, volver sobre sus pasos en este acercamiento geopolítico a Estados Unidos y transitar por la senda que abrió Cristina.

Claro que para Cristina que tenía al país en default y aislado del mundo, el acercamiento a China no tenía costo político. En cambio Macri se juega el respaldo que consiguió en Europa y Estados Unidos y además se ganaría un conflicto bravo con Techint y la Unión Industrial Argentina (UIA) que consideran la aceptación de China en la OMC como su propia sentencia de muerte.

Cristina en la Casa Rosada con Xi Jinping.

Las autoridades de la UIA se mostraron muy en desacuerdo con la línea del actual embajador Diego Guelar de apoyar el reconocimiento de China como economía de mercado y se lo hicieron saber a los funcionarios del Gobierno. La industria local no tiene forma de competir sin protección arancelaria frente a la producción del gigante asiático, que juega con la ventaja de tener energía subsidiada, sin costos de responsabilidad ambiental, con trabajo pseudoesclavo y encima gozan de un sistema de promoción de exportaciones mediante subsidios.

Si vota a favor, Macri entraría en conflicto directo con Techint y con la UIA, que considera la aceptación de China en la OMC como su propia sentencia de muerte.

No en vano, el Estado chino es accionista de 99 de las 100 empresas más grandes de su país que cotizan en Bolsa y el 40% del PBI lo generan empresas públicas. Por lo que el último reporte de la OMC fue extremadamente crítico con China y convalidó las sanciones arancelarias impuestas al gigante asiático. Actualmente quien preside el Organismo de Evaluación de Políticas Comerciales es la delegada china Irene Young.

Como siempre, en el Gobierno ponen paños fríos frente a esta situación. Relativizan el efecto Trump y consideran que la suba de tasas va a ser moderada, citando a Merrill Lynch quien pronosticó que el año que viene habrá una suba de tasas y no tres como preveían medio año atrás. Creen incluso que habrá margen para profundizar las relaciones bilaterales con China y con Estados Unidos al mismo tiempo.

En última instancia, Macri siempre tiene la posibilidad de abstenerse en la votación y atenerse a las consecuencias. Los chinos ya redujeron las compras a Argentina en represalia por las dilaciones respecto de las represas santacruceñas.

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  • 1
    vicente2107
    16/11/16
    20:51
    Preferible perder algo de financiamiento con china y no dejarlos entrar a la OMC , hacen trampa, con sus costos artificiales!
    Responder
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