Los ochenta trabajadores del diario El Ciudadano se enteraron esta semana que el Grupo Indalo tiene previsto discontinuarlo. Se declararon en estado de asamblea permanente y le exigen al empresario el pago de las indemnizaciones y aportes patronales.

El grupo empresario, dueño del Casino de Rosario y titular de la Refinería San Lorenzo -hoy bajo la bandera Oil-, decidió desprenderse del diario El Ciudadano adquirido en el 2009 a Orlando Vignatti con la compra del Ámbito Financiero y el Buenos Aires Herald.

Según informaron fuentes del Sindicato de Prensa de Rosario, el empresario estaría dispuesto a pagar todas las indemnizaciones, las deudas de aportes patronales y obra social. "Nos prometieron que nos iban a pagar hasta el último centavo pero hay incertidumbre respecto al futuro de continuidad", afirmó en diálogo con LPO el periodista y delegado Juan Pablo Sarkissian.

En ese sentido, Sarkissian reconoció que "por ahora no hay grupos interesados en la compra del diario", el segundo en importancia luego de La Capital y que podría dejar de circular esta misma semana.

Frente a la incertidumbre, los ochenta trabajadores, fogueados en la lucha gremial por los vaivenes a los que fue sometido el medio, se declararon en asamblea permanente y monitorean los avances en las negociaciones con el grupo Indalo, que cuenta con el 60 por ciento del paquete accionario mientras que Vignatti los otros 40.

A pesar de las promesas del grupo, por ahora los trabajadores no han recibido ningún telegrama ni notificación formal aunque la empresa se comprometió ante el Ministerio de Trabajo a abonar las indemnizaciones:

"Hemos hecho el cálculo del dinero que le correspondería a cada uno de los compañeros, ahora tenemos que ver cuál es el monto que va a informar la patronal, si no coincide no descartamos medidas de fuerza" adelantó Sarkissian.

El largo derrotero de El Ciudadano

Ayer durante la asamblea donde los trabajadores se declararon en estado de alerta, uno de ellos y en medio de la tensión bromeó: "estamos en asamblea permanente desde que este diario se creó".

La frase refleja el largo y difícil camino que transitó el diario desde su creación en 1998 por un importante empresario de los medios rosarinos, Orlando Vignatti.

El espíritu del nuevo periódico era competir con La Capital palmo a palmo pero pocos años después, Vignatti ingresa como socio menor al multimedio de Vila y Manzano y comienzas las complicaciones.

En el año 2000, El Ciudadano comenzó a salir solamente de lunes a viernes, un anticipo de que las cosas comenzaban a enturbiarse hasta que en el mismo año se produce el primer cierre.

Unos meses después, ya en el 2001, se hace cargo del medio el cuestionado empresario y por entonces presidente de Newell's, Eduardo López hasta el año 2008 cuando en las primeras elecciones democráticas después de muchos años en el club pierde.

El ocaso de López como dirigente en el club arrastró al diario a nuevas dificultades. Entre los meses de enero a julio del 2009 El Ciudadano continuó saliendo con el esfuerzo de sus trabajadores y el apoyo económico del Sindicato de Prensa.

Ese mismo año Vignatti vuelve con la idea de reflotar el medio. Sin embargo, el entusiasmo le duró poco y algunos meses después entró en negociaciones con Cristobla López interesado en Ámbito Financiero y Buenos Aires Herald.

"Cuando se hace la transferencias de los medios porteños, Vignatti le agrega en el pliego de venta, en un párrafo al final, el 60 por ciento de las acciones de El Ciudadano" explicó en dialogo con LPO, Claudio de Luca, titular del blog especializado en medios "Señales".

A partir de la adquisición por parte de López, no hubieron mayores inconveniente y los trabajadores cobraban puntual y prácticamente los aportes patronales estuvieron al día o se normalizaron con el canje de deuda que impulsó Cristina por decreto, que en el caso de Indalo efectivizó por más de 600 millones de pesos.

Mientras duró el gobierno kirchnerista, que le garantizó al grupo una importante torta de la pauta oficial, el medio no tuvo mayores inconvenientes. Ahora, Cristobal López decidió desvincularse del diario empujándolo nuevamente a un destino incierto.