"No es ni blanco, ni negro. Es gris", le dice Juan Sebastián Verón a la dirigencia de Estudiantes. El presidente del club de La Plata está decidido a dejar atrás el esquema de asociación civil para avanzar en un gerenciamiento, aunque deja en claro que no habrá ninguna posibilidad de convertir a Estudiantes en una sociedad anónima.

Para Verón, el formato de asociaciones civiles está obsoleto. La prueba de eso son la cantidad de clubes en Argentina que afrontan gravísimos problemas económicos. El presidente de Estudiantes sabe que dar la discusión en el contexto político actual es meterse en el barro, pero está convencido que hay que hacerlo.

Su propuesta es un esquema híbrido. Esto implica abrir las puertas del club a capitales extranjeros que -solamente- en el fútbol una posibilidad para hacer negocios. En este esquema, el club seguirá conducido por una comisión directiva que será elegida por los socios. Además, no perderá el perfil social que caracteriza a las instituciones.

Los clubes tomaron otra dimensión. El modelo de asociación civil le queda chico a Estudiantes y ya no alcanza con dirigentes que aporten algunas horas por semana a resolver los problemas. Verón cree que la gestión del club requiere de un profesionalismo en todas las áreas.

Verón dice que la cancha les quedó chica y Estudiantes podría quedarse con el Estadio Único de La Plata

La llegada de capitales extranjeros va mucho más allá de vender una publicidad en la camiseta a cambio de un canon. La idea es que esas empresas compartan su conocimiento respecto gestión, que el club pueda tomar esas experiencias. "De algún modo se trata de resignificar el alquiler del pecho", dicen en Estudiantes.

Estudiantes no tiene problemas económicos. Tiene los números ordenados, buenos resultados deportivos y logró en los últimos años culminar un estadio moderno. El problema del club, según dijo el propio Verón días atrás al ser elegido nuevamente como presidente, es de crecimiento. La gran dificultad del club es contar con los recursos para poder dar el salto y crecer a otra escala.

Uno de los problemas que enfrentan los clubes es de infraestructura. Avanzar con la construcción de uno de los codos de las tribunas cuesta unos USD 7 millones, números complicados para el contexto actual.

Pero además, la conducción del club busca avanzar con un departamento de Salud y Bienestar que tiene un costo de USD 400.000 por año. "Alguien lo tiene que pagar", dicen en Estudiantes. Se trata de servicios para los socios y para la comunidad en general.

El club cuenta además Potrero Digital, una plataforma de capacitaciones en oficios digitales como programación web (front end developer), comercio electrónico (asistencia de ventas en Mercado Libre) y community manager (gestión de contenidos en redes sociales). Esa iniciativa era financiada por el banco Itaú que decidió irse del país. "Un club no lo puede financiar eso", advierten en Estudiantes.

En el club explican que el esquema de gestión se vuelve mixto cuando además de buscar inversores se pasa a pasa a pensar en un modelo de negocio.

Existe todo un mecado alrededor del marketing deportivo que años atrás no existía. Aunque esquivan las comparaciones, en Estudiantes citan el caso del equipo de la NBA, Golden State Warriors que empezó a trabajar con una estrategia para llevar horas antes a los fans al estadio. Eso se tradujo en venta de indumentaria, accesorios y entretenimiento.

Pero en Argentina los escollos también son muchos. Por un lado Verón cuenta hacia adentro del club que la solución debe llegar desde la política. Es que es necesaria una nueva normativa para que grandes capitales extranjeros puedan bajar a los clubes. Hoy, muchos clubes grandes tienen acuerdos con capitales nacionales. Por caso, River cambió el nombre de su estadio y el histórico Antonio Vespucio Liberti pasó a llamarse "Más Monumental", tras un acuerdo con la cadena de supermercados Changomas, la licenciataria en Argentina de Walmart.

Estudiantes tuvo procesos de menor escala como Experiencia Fútbol que ofrece la posibilidad de ver el partido al borde del campo de juego y el ingreso dos horas antes para disfrutar de un restaurant dentro del estadio. Además, el gimnasio de la sede pasó a ser parte de la marca SportClub, una desafío de la gestión que cuenta con el respaldo de los hinchas.

Verón tiene conversaciones abiertas con empresarios. En febrero se reunió en Emiratos Árabes Unidos con los propietarios del Ittihad Kalba, donde firmó un convenio de cooperación entre ese club y Estudiantes. También hizo algunas incursiones a China donde sondeó inversores para su club y firmó contratos de cooperación.

Sin embargo, el presidente de Estudiantes sabe que encontrar los socios para Estudiantes no es algo fácil. Verón repite a la dirigencia que aunque parezca lo contrario, el fútbol no está bien visto en el mundo de los negocios.

Las tecnológicas no invierten en el fútbol como sí lo hacen en otros deportes. Hay casos que generan alerta como el de Nike, que viene del mundo deportivo y se está yendo de Argentina.

Por estos días, los equipos más importantes lucen en el pecho de sus camisetas marcas multinacionales de juego online. Un negocio polémico que impacta de lleno en los jóvenes que provienen de los sectores más humildes. Quizás una gran contradicción en el manejo de sociedades civiles sin fines de lucro.

Dar la discusión implica además enfrentarse al jefe del fútbol argentino, Claudio Tapia. Verón evita enfrentar públicamente a Tapia, pero no oculta sus críticas a la situación actual del fútbol en Argentina, en particular al formato de la Liga Profesional con nada menos que 28 equipos.

Hay socios que creen que no es momento de dar esta pelea y resaltan el costo que puede tener enfrentar a Tapia. De movida someterse a los peores arbitrajes del fútbol argentino. Para ajenos al fútbol, los árbitros suelen ser soldados del presidente de la AFA.